La campaña de búsqueda de fósiles en Ischigualasto hace dos décadas, que culminó con el hallazgo del Taytalura alcoberi (y otros tantos especímenes que también aportaron datos clave), duró casi un mes y medio, entre mediados de septiembre y fines de octubre de 2001. Participaron cerca de 30 personas en tres grupos que se turnaron. Y un equipo periodístico de DIARIO DE CUYO fue parte de aquel trabajo de campo, conviviendo con investigadores, estudiantes y voluntarios en medio del desierto y accediendo a todos los rituales e intimidades de la paleontología in situ durante algunos días, muy poco después del 18 de octubre, cuando Martínez halló el cráneo completo del ahora famoso lagarto.
Los enviados del diario experimentaron y luego reflejaron en un suplemento especial, que conmemoraba los 30 años del Parque Provincial Ischigualasto, el día a día en el trabajo de campo. Así se mostró, por ejemplo, cómo cada jornada arrancaba alrededor de las 5,30 para empezar a explorar a las 8, de modo de sacarle el mayor provecho posible a la luz solar. Las búsquedas eran cien por ciento visuales, sin tecnología. Cada hallazgo era celebrado como una fiesta y todos los novatos seguían paso a paso a los ya experimentados Martínez y Alcober.
El grupo, en el que se mezclaban estudiantes sanjuaninos y graduados de Geología con voluntarios del resto del mundo, era un canto a la diversidad: un expiloto de guerra norteamericano, un productor artístico de Nueva York, una exfutbolista inglesa, una funcionaria escocesa de correos, entre otros extranjeros, se sumaban a los fogones nocturnos, cocinaban, jugaban al fútbol en la arena, tomaban mate y limpiaban como todos, y tenían súper aprendida la lógica del "baño" en ese lugar, que consistía en partir rumbo al horizonte con una palita y un rollo de papel higiénico en el mango, mujeres al Sur, varones al Norte, y terminantemente prohibido cruzarse.
Los foráneos formaban parte de un programa de voluntariado científico de Earthwatch Institute, una fundación con sede en EEUU, que financió la campaña de 2001 y varias más del equipo liderado por los dos paleontólogos sanjuaninos. Y sus historias personales, que culminaban en la "locura" de tomarse un tiempo sabático para venir a este rincón del mundo a buscar restos de dinosaurios, también fueron narradas en aquel suplemento especial de DIARIO DE CUYO. Dicho trabajo fue realizado por los periodistas Atahualpa Acosta y Diego Castillo, el fotógrafo Marcos Urisa y el infografista Gustavo "Gargo" Acevedo.