El departamento de Odontología de Salud Pública junto con el Hospital Marcial Quiroga realizaron la convocatoria y atención a los pacientes con labio leporino, tanto en niños como adultos, a través de su equipo multidisciplinario CENFILAP (Centro de Fisuras de Labio Alveolo Palatinas). Cincuenta pacientes con esta patología fueron atendidos por los diferentes profesionales en el Servicio de Cirugía Plástica y Quemados, con la particularidad que prácticamente en su totalidad habían abandonado el tratamiento por diferentes causas. Y, que tras esta convocatoria, se comprometieron a retomarlo para tener una mejor calidad de vida.
Las estadísticas, según el Roberto Ranea, médico que coordinó la convocatoria, indican que en San Juan nacen 15 niños con labio leporino y que en un principio inician la recuperación que es muy extensa. Se calcula que si se siguen los pasos sin interrumpir ningún proceso, a los 16 años el paciente ya puede haber terminado su tratamiento. Pero en caso de no hacerlo las principales secuelas son dificultades en el habla, mala respiración y deformidad facial.
“El paciente fisurado no es un paciente que se opera y se soluciona el problema, porque esto es un proceso que va desde que nace hasta, en el mejor de los casos, 16 años en que van a necesitar varias cirugías, entre 7 u 8 sumado a un tratamiento permanente fonoaudiológico, odontológico y de otorrinolaringología. Entonces todo esto lleva a que el paciente se desgaste, incluso muchas veces también es por su condición social que se pierden en el camino y abandonan el proceso de recuperación. Y por ahí el tema del transporte para la gente que vive lejos ya es un problema y una causal del abandona del tratamiento. Esta convocatoria sirvió para retomarla, aunque sea fuera de tiempo o retrasado, pero que se inserten nuevamente en el tratamiento para tener una mejor calidad de vida”, destacó el médico cirujano.
El chequeo, llevado a cabo por el equipo multidisciplinario CENFILAP (funciona y tiene su base en el 1er piso del Hospital Dr. Marcial V. Quiroga, en el Servicio de Cirugía Plástica y Quemados), incluyó una evaluación de psicología, asistencia social, fonoaudiología, otorrinolaringología y cirugía maxilofacial.
Ranea admitió que muchos dejan el tratamiento porque “saben que de esto no se van morir y por eso lo postergan, pero las secuelas que deja le imposibilitan la inserción social. Las consecuencias son grandes porque ciento por ciento que van a hablar mal, respirar mal y que les dejará una secuela con deformidad facial”.
Las fisuras de labio alveolo palatino se puede conocer antes del nacimiento si durante el embarazo la madre se hace todos los controles que están reglamentados y las ecografías programadas dentro de los planes de salud. No obstante, saber de antemano que el paciente va a tener esta patología no permite hacerle nada, pero si para preparar psicológicamente y socialmente a la familia, dado que estos chicos tiene una taza de abandono, o de padres a los que le cuesta generar el vinculo, por lo que hay que prepararlos para lo que viene y que sepan que su hijo tendrá un tratamiento largo y que en el mejor de los casos a los 16 años ya lo puede terminar.
Por último, Ranea destacó que “fue una convocatoria muy positiva, con alrededor de 50 pacientes, todos estos y en su gran mayoría que por alguna razón abandonaron el tratamiento, pero que si tuvieron la intención de venir hasta el hospital es un gran porcentaje el que lo va a continuar”.