El último "ranking global QS por temáticas", que evalúa el desempeño académico de más de 1.200 universidades en 78 países, demostró que la Universidad de Buenos Aires (UBA) está en un aceptable nivel internacional, aunque esto no implica que haya mejorado o que el país tenga actualmente una buena producción científica. El informe de QS (Quacquerelli Symonds), la consultora británica que realiza el ranking, determinó que la UBA está entre las 100 mejores casas de estudios en 10 disciplinas, y que esta posición a pesar de ser meritoria desafortunadamente no puede ser compartida por el sistema universitario argentino, ya que de no ser por la Universidad de Palermo que logró ubicar una disciplina entre las mejores 100 (Arte y Diseño), no hay otras universidades que alcancen ese nivel.

Las carreras en que la UBA ha logrado destacarse son Lenguas Modernas, Arte y Diseño, Abogacía, Agricultura y Ciencias Forestales, Anatomía y Fisiología, Antropología, Arquitectura, Geografía, Historia y Sociología. 

Este desequilibrio del sistema universitario pone en evidencia la gran brecha que hay actualmente entre la UBA y el resto de las universidades tanto nacionales, que funcionan en las distintas provincias, como de gestión privada. Aunque hay que destacar que hay universidades del interior del país que han logrado un sensible avance en algunas disciplinas como Medicina, en la Universidad Nacional de Cuyo de Mendoza y en las carreras de ingeniería que se cursa en la Universidad Nacional de San Juan.

El informe de QS pone en evidencia que el país tiene falencias en relación a la investigación científica, área en la que se deberían centrar los mayores esfuerzos. En ese sentido hay coincidencia en que habría que motivar a los académicos para que dediquen una mayor parte de su tiempo a actividades de investigación, pero poniendo énfasis en el control de la cantidad y la calidad de la producción científica. También deberían fomentarse las redes de colaboración internacional con el objeto de acceder a fuentes de conocimiento que estén en otros ámbitos más desarrollados.

Todas estas acciones deben tener un solo objetivo, optimizar el desempeño de cada una de las universidades tomando como parámetro lo que ha alcanzado la UBA y tratando de mejorar ese nivel, a fin de obtener el reconocimiento que todos anhelan y poder contribuir decisivamente con el desarrollo de la sociedad que es el fin último que debe alcanzar la educación superior.