Durante la semana que termina hoy, el dióxido de cloro ganó lugar en los titulares de los diarios del país. Es que la solución líquida, que muchos definen como curativa para el Covid-19 o que sirve para prevenir el avance del virus que atemoriza al mundo, fue el centro de una gran polémica cuando un médico se lo suministró a un paciente, que estaba en grave estado, luego de una orden judicial (ver aparte). En este contexto, salió a la luz el mercado negro que hay en San Juan de esta solución y según varias personas que lo están consumiendo lo consiguen a través de médicos que se lo indican.

El dióxido de cloro no está autorizado para tratar el Covid-19 y ninguna otra enfermedad, pues no es un medicamento. De hecho, las sociedades científicas del país ya mostraron su rechazo. La Anmat informó que no está permitido su uso, mientras que la Sociedad Argentina de Infectología resaltó que este tratamiento no se puede aplicar. Sin embargo, la crisis social, el miedo, el desconocimiento y la incertidumbre que genera el coronavirus en el país hace que muchas personas opten por esta sustancia que es ilegal para este uso, pues es un desinfectante químico capaz de destruir bacterias, hongos y virus, pero no apto para el consumo humano.

A pesar de que hay falta de evidencia científica respecto a su eficacia para el tratamiento médico, la venta y el consumo del dióxido de cloro se realiza en casi todas las provincias y San Juan no es la excepción, pues lo venden en ferreterías y en locales de agroquímicos.

Según lo que pudo reconstruir este medio con personas que lo consumen pero que no quisieron ser identificadas, quienes lo venden en San Juan para prevenir el coronavirus son médicos que trabajan en especialidades relacionadas al coronavirus. "Yo conocía el dióxido de cloro a través de una vecina que se lo aconsejaron por otra enfermedad que tiene", dijo una de las mujeres que lleva meses consumiéndolo y que defiende esta sustancia. Al igual que ella, otros comentaron que acceden al CDS (como se lo llama) a través de profesionales de la salud que hacen reuniones, como si fueran encuentros en los que se venden productos de belleza o recipientes plásticos. En estos encuentros los médicos explican los supuestos beneficios que tiene este líquido, que desde Salud siempre resaltan que no es un medicamento, y luego estas mismas personas lo venden.

Quienes lo consumen lo van diluyendo en agua. "Ya viene preparado, hay que rebajarlo con agua y las cantidades varían en las primeras semanas de consumo", dijo otra persona que bebe el CDS antes de cada comida y explicó que los mismos médicos son los que dicen de qué forma se debe suministrar y que lo hacen de manera particular en los domicilios de los interesados. Y, según lo que comentaron, tiene un costo de 700 pesos el medio litro, que dura por persona dos meses aproximadamente. Otros datos que comentaron las personas que ya toman esta sustancia es que forman parte de un grupo virtual en el que hay médicos y enfermeros de todo el país que cuentan experiencias relacionadas al CDS y que dicen dónde se puede conseguir en cada provincia, incluida San Juan, eludiendo controles sanitarios.

 

  • Un caso que generó revuelo

Esta semana un caso en el hospital Otamendi en Buenos Aires (foto) generó mucha polémica. Un fallo judicial obligó al hospital a suministrarle dióxido de cloro intravenoso a un paciente grave. La polémica se despertó porque esta sustancia es ilegal y porque un profesional de la salud fue quien lo suministró. Ahora está siendo investigado por la Justicia. En este contexto varias asociaciones médicas resaltaron que el médico había realizado la indicación con "negligencia, impericia, imprudencia e inobservancia de las normas" que regulan el ejercicio profesional. Esta no es la primera vez que el CDS está en la picota, pues a principio de la pandemia la periodista Viviana Canosa recomendó el consumo de esta sustancia y a los días un niño falleció en el sur argentino por tomarla.