Puertas afuera parecía que la pareja era feliz. La madre y los hermanos de Juan Pablo jamás le escucharon decir que peleaba o tenía problemas con Guadalupe, pero los conflictos de pareja existían puertas adentro de esa casa que alquilaban. Un vecino declaró que había oído otras veces fuertes discusiones y un amigo del muchacho contó que el domingo a la tarde vio como ella le gritaba y le reprochaba cosas. Aún así, hasta las 23 del mismo domingo lo vieron bien a él, por eso nadie se explica qué pasó en los primeros minutos de ayer y qué tan grave fue la pelea entre ambos para que la mujer, en un arrebato, matara con un cuchillo de cocina a Juan Pablo y pusiera fin a una convivencia de apenas un mes.
Juan Pablo Ojeda Riveros (26) murió cerca de la 1 de ayer en el piso del comedor de una casa de la manzana C del Loteo Reconquista, en Chimbas. Cuando llegaron los policías de la Seccional 17ma encontraron a Guadalupe Andrada (28), su mujer, quien confesó que ella le había dado ese mortal cuchillazo a la altura del pulmón derecho. Ahora está presa acusada de homicidio, en otro caso de violencia doméstica que tiene cierta similitud al crimen de Alfredo Turcumán, ocurrido el mes pasado.
En este caso no hay denuncias anteriores por agresiones entre la pareja, pero Andrada tenía un pedido de captura del 2014 por amenazas y daños y también había denunciado a su expareja por lesiones tiempo atrás. La mujer es mamá de 5 chicos, de los cuales 3 vivían con ella y Ojeda, además lleva un embarazo de 2 meses fruto de la relación con este último. ‘Mi hijo la quería y estaba ilusionado con su primer hijo. Le daba todo a ella, le alquiló esa casa y cuidaba a los hijos como si fueran suyos’, relató Patricia Riveros, la mamá de Juan Pablo. Hacía 5 meses que la pareja se conocía. Andrada se separó de su segunda pareja, un vecino de Ojeda del Lote Hogar 15, y después se fue a vivir con este muchacho que trabajaba en una fiambrería.
Es un misterio qué pasó en los primeros minutos de ayer. Los policías junto con el juez Alberto Benito Ortíz dieron cuenta que en la mesa de la casa había una jarra de vino y un par de cajas, como si hubiesen bebido. Por eso averiguan si habían otras personas. Creen que el detonante fue una discusión. Andrada habría dicho en principio que Ojeda la agredió, pero ella no tenía lesiones. En cambio, él sí: además del cuchillazo, tenía clavadas las uñas en la zona del cuello, dijeron fuentes del caso. No descartan que los niños hayan visto el crimen, pues uno de ellos salió a pedir ayuda.
Ciertas similitudes con el caso Turcumán
Este último caso remitió al crimen de Alfredo Turcumán (28), que fue asesinado por su pareja Claudia Moya (23) de un cuchillazo en una casa de Trinidad, Capital. El muchacho recibió un puntazo en el corazón el 13 de junio y murió el 22 de ese mes.
La única diferencia es que en el caso Ojeda no habían denuncias anteriores por agresiones entre ambos y no se conocían acciones violentas del lado de Andrada. Los familiares los veían muy bien. Después si hay coincidencias entre ambos casos, como que las dos acusadas tuvieron dos parejas anteriores con los que tuvieron hijos y ahora están embarazadas justamente de los ahora fallecidos. En ambos crímenes, los únicos testigos serían los hijos de las mujeres. Las armas homicidas fueron cuchillos de cocina y fueron puntazos en zona vitales.