El Programa de Incentivo Exportador, el mecanismo conocido como “dólar soja”, ya fue utilizado para la comercialización de más de 9 millones de toneladas de la olegianosa, según datos oficiales.
Entre el inicio del programa, el 5 de septiembre, y el día de ayer, “se operaron un total de 8.485.544 toneladas de soja, de las cuales 5,7 millones corresponden a contratos nuevos, y 2,4 a operaciones de fijación de precios. Se excluye del cómputo del volumen de operaciones las anulaciones y las anulaciones de fijación, y se consideran sólo las transacciones “finales”, según informó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Hoy, según datos oficiales a los que accedió Infobae, se sumaron 700.000 toneladas más, por lo que la venta acumulada ya superó los 9 millones de tonelada a lo largo del mes.
En el cuadro de la BCRA se observa que “los dos conceptos que concentran el mayor volumen son las operaciones de compraventa a precio hecho en pesos concertadas a partir del 5 de septiembre, con 5,1 Mt, por un valor promedio de $ 69.662/t. Las operaciones cuyo contrato de venta a fijar original se concertaron con fecha anterior al 5/09 y que fueron fijados en pesos desde el inicio de la medida, representan 2 millones de toneladas a un valor promedio de $ 69.583/t”.
Las ventas correspondientes al día de hoy se produjeron en el marco de la resolución tomada ayer por el Banco Central que dispuso que las cerealeras, los acopiadores y otras empresas que hayan vendido a través del “dólar soja” no podrán comprar acceder al mercado de cambio en ninguna de las múltiples variantes que funcionan en la Argentina: ni a través de las modalidades financieras (dólar MEP o “contado con liquidación”) ni del “dólar solidario”. Ni siquiera a través de la compra de divisas para “ayuda familiar”. La norma comenzó a regir hoy y no tiene fecha de finalización.
“Los agentes económicos que hayan vendido soja en el marco del Programa de Incremento Exportador no podrán acceder al mercado de cambios para compras de moneda extranjera ni tampoco realizar operaciones con títulos y valores con liquidación en moneda extranjera”, señaló el BCRA en un breve comunicado emitido ayer. Con posterioridad, y ante las quejas de las entidades agropecuarias y del propio ministerio de Economía, el BCRA emitió una segunda norma en la que exceptuó de la medida a las personas físicas.
La decisión del BCRA generó una reacción muy negativa por parte del ministro de Economía, Sergio Massa, por la forma en que el Banco Central instrumentó las nuevas trabas, con marchas y contramarchas en pocas horas. Sin embargo, según supo Infobae de una fuente inmejorable, el ministro estaba de acuerdo con aplicar alguna restricción que no alcanzara a los productores pero que le impidiera a las empresas acceder al contado con liquidación y el MEP tras liquidar el dólar soja.
Las diferencias entre ambos funcionario ya vienen de arrastre y el ministro apuesta a ganar cada vez más espacio en el organismo monetario. En este sentido, según las fuentes consultadas, cerca del titular del Palacio de Hacienda indicaron que el Banco Central operó con “falta de información acerca de qué medida estaba acordada” con el sector.
Asimismo, y más allá del cortocircuito con Pesce, ratificaron que el plan conseguirá cumplir con su objetivo esencial: que los exportadores de soja liquiden USD 5.000 millones en el mercado de cambios antes de la finalización del Programa, el próximo 30 de septiembre.
Asimismo, el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, opinó sobre la restricción dictada por el BCRA en una una conferencia de prensa en la sede del ministerio. “Vamos a trabajar, más allá de los ruidos transitorios que haya, para que este programa (dólar soja) se siga desarrollando con el éxito que venía teniendo, donde estábamos sobre cumpliendo las expectativas que nos habíamos fijado al inicio de la medida. Claramente se pronunció el ministro (Sergio Massa) sobre la decisión del Central, y lo mismo hice yo en las últimas horas al manifestar cuál era nuestra postura”.
Y en ese sentido, Bahillo se refirió al impacto que todo esto podría generar en la relación del Gobierno con el sector de la producción y la agroindustria. “No creo que toda esta situación debilite nuestra relación con el campo. Yo rescato que hay una buena voluntad de los sectores productivos de establecer una agenda de trabajo y trabajar en conjunto con las autoridades, más allá de las coincidencias o disidencias. Nuestra vocación por el diálogo y nuestra responsabilidad de construir políticas públicas en conjunto con los sectores de la actividad privada trabajo es irrenunciable y se mantiene inalterable”, expresó el funcionario.