Señor director:
La sinrazón de Puigdemont y la de todos los que lo acompañan en esta aventura encaminada a transportar a Cataluña en una cápsula aislada hacia una incertidumbre cósmica, ha arrastrado a todo el pueblo catalán, a las puertas de un caos social, económico y político, de consecuencias imprevisibles.
Un caos social, porque ha quebrado la paz y tranquilidad en la que se desenvolvían las familias, los ciudadanos y los visitantes turistas o no de una de las capitales más queridas y cotizadas del mundo.
Un retroceso en el tiempo que junto a los tristes acontecimientos de estos meses, han convulsionado también a una España que, sin distinción de pueblos y regiones, ha disfrutado de la era más próspera y pacífica de Europa. Puigdemont ya es culpable ¿lo juzgará sólo la historia?
