No hubo buenas novedades para el psicólogo y docente David Pes (36). Había sido detenido el martes pasado y ayer el juez de Garantías, Federico Rodríguez, resolvió que deberá permanecer dos meses con prisión preventiva, y a la Fiscalía le dio 6 meses de plazo para investigar una grave sospecha en su contra: haber obligado a una exalumna y expaciente suya, de 18 años, a practicarle sexo oral por lo menos dos veces dentro de su auto (la chica no quiso ir a su consultorio) en la madrugada del 3 de diciembre pasado. Según el relato del fiscal coordinador Roberto Ginsberg y la ayudante fiscal Yanina Marquez (UFI CAVIG), esa vez se encontraron en una fiesta de egresados en Santa Lucía, él buscó tener contacto con ella en esa reunión y al final se ofreció a llevarla a su casa, sometiéndola antes de que llegaran y borrando del celular de la chica y del suyo los mensajes que habían mantenido esa noche. ‘Conocía el estado de vulnerabilidad de la víctima, sabía cómo persuadirla para conseguir sus propósitos’, indicaron los acusadores.
La decisiones adoptadas sobre Pes contaron con la adhesión de los abogados de la presunta víctima, Andrés Noguera y Gastón Garrido. Pero no con la del defensor Leonardo Villalba, que en los próximos días buscará revertirlas en un Tribunal de Impugnación.
Villalba anticipó ayer que buscará declarar la nulidad de la detención de Pes ordenada por la jueza Verónica Chicón, quien se excusó de seguir interviniendo ayer porque -en su opinión- considera que su imparcialidad como jueza puede verse afectada, ya que conoce a Pes de haber cursado juntos una diplomatura. Villalba entiende que, si esa era la situación, debió excusarse antes de nada y no ordenar meter preso a su cliente.
El defensor también impugnará que no se le permitiera a Pes continuar el proceso en libertad (con la exigencia de algunas reglas de conducta) o al menos se le permitiera cumplir una prisión preventiva domiciliaria, para cuidar a su papá que es ciego.
En su opinión, no existe peligro de que entorpezca la investigación o que se fugue, porque tiene arraigo familiar y laboral en San Juan.
Pero los acusadores y el propio juez entienden que el peligro de fuga es cierto por la escala del delito que le atribuyen (entre 6 y 15 años) no permitiría una eventual condena condicional, y porque puede influenciar en testigos, que son personas del mismo círculo frecuentado tanto por él como por la denunciante. Entre esos testigos, está una prima de la denunciante que viajó con ellos esa madrugada y la dejaron primero. También otros que la escucharon y la vieron entrar en crisis en una segunda ocasión que la joven se topó con Pes.