El lugar donde estaba empotrado el acondicionador de aire que, por una falla eléctrica, causó un desastre en la casa de Silvia Vera (abajo). Para colaborar llamar 2645165047.

 

Su madre se metió a la habitación a oscuras y envuelta en el humo que desprendía un aire acondicionado en llamas sobre la cabeza del niño.

Silvia Vera (68) cuidaba de su nieto Yutiel (4) que dormía en su habitación bajo un equipo de aire acondicionado. Hacía tiempo para no dormirse porque esperaba que la mamá del nene, separada de su hijo, le trajera a Yuliana (8), la hermana mayor del chico. En los primeros minutos de ayer, la joven llegó con la nena y Silvia salió a recibirlos cuando todo quedó a oscuras en la casa. Creía que era un corte de electricidad, pero el olor a humo convenció a las mujeres de que algo no estaba bien y la exnuera de la dueña de casa, Joana Molina, no lo dudó. A oscuras y con la casa envuelta en humo, encaró y se metió a la habitación donde dormía su hijo y lo sacó.

"Yo quedé con una crisis de nervios, no sabía qué hacer. Menos mal que ni a Yutiel ni a su mamá les pasó nada. Y gracias a los vecinos y a los policías de la Ansilta (subcomisaría) que apagaron el fuego y no dejaron que el incendio hiciera mucho más daño", dijo ayer la mujer.

Y es que apenas se supo que la casa donde vive Silvia con dos de sus hijos, una nuera y dos nietos estaba en llamas, los vecinos ganaron el techo hasta el tanque de agua y también arrastraron una pileta de lona llena de agua y, de improviso, se organizaron para atacar el fuego.

Todo pasó en la casa 4 de la manzana O del barrio Los Médanos, en Rawson. Pero a pesar de la rápida acción de los vecinos, los policías y los bomberos de Rawson, el siniestro dejó serios daños en la casa.

A saber: según Silvia, perdió su cama, una cucheta, dos televisores, ropa y calzado que había en esa habitación. Y el calor y el hollín dañaron otros ambientes y aparatos de la casa.

También la ropita para el primer bebé que espera su hijo Ariel con su pareja, que está embarazada. Y la mercadería de ese joven de 24 años que es pensionado por discapacidad, porque nació con un serio problema cerebral y recién pudo caminar cuando tuvo 14 años, luego de 6 operaciones.

Ariel cobra una pensión básica de $7.000 por esa discapacidad y como no le alcanza se las rebusca para salir a ofrecer, como vendedor ambulante, medias, zoquetes, repasadores, ropa interior para niños. Lo lamentable para el joven y su pareja, fue que toda su mercadería valuada en unos $6.000 también se perdió.

"Fue un golpe muy duro, la electricidad de la casa no sirve más y ahora vamos a ver cómo hacemos para recuperarnos y seguir", dijo Silvia.