Casi 13 millones y medio de ciudadanos tendrán en sus manos este domingo la elección de un presidente para que complete en Ecuador el mandato de Guillermo Lasso hasta 2025, después de una campaña inusualmente cargada de violencia y que según señalan los pronósticos será necesaria una segunda vuelta en octubre.
El asesinato del candidato Fernando Villavicencio y otros ataques a postulantes y dirigentes marcaron el tono de la breve campaña proselitista, de por sí inédita porque se trata de una elección apurada por la decisión de Lasso de usar la llamada "muerte cruzada", un mecanismo constitucional que nunca se había utilizado y que permite disolver el Parlamento y convocar comicios anticipados.
Ocho fórmulas se disputarán el favor de los ecuatorianos, medido con enormes diferencias por varias consultoras, aunque todas coinciden en que ganará la correísta Luisa González, aunque sin un número que le permita evitar el balotaje.
Cuando se abran las mesas electorales no habrán pasado dos semanas del shock que provocó el crimen a balazos de Villavicencio, a la salida de un acto en Quito, un hecho que terminó de poner en un primer plano la ola de violencia sin antecedentes de esta magnitud que afronta el territorio. El accionar despiadado de bandas organizadas, muchas de ellas relacionadas con cárteles extranjeros del narcotráfico, regiones enteras del país controladas por el crimen, constituyen un cóctel habitual desde hace meses.