Por Orlando Hugo Levato
Licenciado en Astronomía

Escribo para complementar algunas ideas y opiniones escritas en un artículo titulado: "Tecnología en Educación", por Yolanda Quiroga, en la edición del 28 de abril. Un ministro de Educación de la Nación me dijo una vez: "puedo gastar 100 millones de dólares en hacer los mejores edificios escolares con el mejor equipamiento, pero cuando cierro la puerta, sigo teniendo adentro a los mismos docentes". Es por ello, por lo que la capacitación y el entrenamiento en las nuevas tecnologías explicado en el artículo de referencia es mandatorio. Pero hay un paso previo que deben dar los gobiernos: la conectividad. En San Juan aún no tenemos la adecuada como para asegurar que todos los estudiantes sanjuaninos aún en el sitio más remoto reciban la misma clase con la misma calidad que la mejor del país e incluso del exterior.

Hay conectividad, aún con un ancho de banda inadecuado, en la esquina de Mendoza y Rivadavia, centro capitalino, pero no existe el servicio en departamentos más alejados. Aún así, hoy inclusive, en la UNSJ, existen profesores que siguen sin usar los recursos digitales. La pizarra, la tiza o el marcador, siguen siendo las herramientas básicas. Pero hay algo más y fundamental. La educación siempre es a futuro. Pero cuanto más tarde se tomen las medidas adecuadas para transformar el proceso educativo, peor será. Desde la Nación se implementa casi todo en la educación argentina y la educación futura debe ser pensada en función del aprendizaje y no de la enseñanza. Hasta ahora los estudiosos del tema se han concentrado más en los métodos de enseñanza, pero se ha hecho poco énfasis en el por qué y como del aprendizaje. Se debe estudiar más el por qué aprende el educando y como lo hace.

El concepto de que sólo se aprende en el aula se terminará muy pronto. Además, el crecimiento exponencial de la información nos presenta un panorama diferente para el aprendizaje, pues es básicamente imposible que un profesor esté al día con los últimos conocimientos sobre un tema y peor aún que pueda transmitirlos a los educandos. No podemos seguir creyendo que sólo los físicos y los astrónomos pueden conocer la evolución del universo y los médicos pueden entender la medicina porque no es para nada así. No tenemos una manera orgánica en Argentina de transferir toda esta información en determinado conjunto de cursos que permitan adquirirla al gran público y llegue a los educandos.

La educación en la Argentina sigue pensando que es el aula. Pero esa idea es fuertemente limitativa. Debemos considerar los nuevos puntos de contacto: el MP3, la tableta electrónica, la TV, las redes sociales, los diarios electrónicos, etc. Hay y habrá mucho más en el futuro inmediato.

El sistema del futuro funcionará más o menos así: los súper alfabetizados desarrollarán los cursos como software típicamente para una hora de duración, y utilizando todos los recursos posibles y necesarios, como videos, audios, etc. En todos los casos habrá mecanismos que aseguren el aprendizaje del educando. ¡No hay requisitos en la edad para estas capacidades, pero hoy alumnos universitarios tienen dificultades para leer y para comprender textos!

Si nuestras autoridades educativas no tienen en cuenta esto que en algunos países educativamente avanzados del mundo ya funciona nuestra educación no evolucionará para transformar a la Argentina en un país moderno y competitivo.

Para tener en cuenta

En los países educativamente más avanzados han aparecido iniciativas en la educación, con organizadores de cursos y formatos totalmente libres y disponibles para todo el mundo. La distancia entre el alfabetizado y el súper alfabetizado se incrementa año a año. Los nuevos resultados e innovaciones aparecen en trabajos científicos en revistas especializadas que no pueden ser entendidas por el alfabetizado. La brecha así se agranda. Esto podrá solucionarse a través de la construcción de cursos que suplanten al libro y a los "papers" y donde el súper alfabetizado podrá dar a conocer, por ejemplo, el funcionamiento del universo para todos.