
Está comprobado que en los tiempos de crisis es cuando surgen las mejores ideas para salir de esa situación. Así es como esas ideas son transformadas en emprendimientos de personas que tienen la intención de superar cualquier adversidad, sin esperar dádivas de ningún tipo. Por eso es que muchas veces nos llama la atención cuando salen noticias publicadas en los medios de comunicación, sobre personas de distintas edades y sexos a los cuales "se les prendió la lamparita", porque idearon algo particular. Eso lo pusieron a la venta y triunfan o bien lo inventado surge como un servicio para la sociedad como elementos tales como respiradores, vinculados a la lucha contra el Covid-19, por ejemplo. Para lograr tener ingresos laborales hay emprendedores que amasan pan y semitas que venden para poder vivir. Están aquellos que apuestan por algo más complejo, al fabricar muebles, aquellas que desempolvan las máquinas de coser y comienzan a dedicar sus talentos para ejercer como modistas. También los que elaboran dulces, hacen empanadas, asan pollos o bien surgen los zapateros. Estas personas nos enseñan el camino para salir adelante. Pero también le brindan una gran lección a la dirigencia de todos los espacios políticos como sindicales.
Se trata de un mensaje claro: "Producir nos hace prósperos. Eso es lo que queremos en nuestro país". Parece como gritos en el silencio de la creatividad. Por eso, es indispensable que las dirigencias que forman corporaciones desde hace décadas, para aferrarse a cualquier espacio de poder, no tienen otro camino que rendirse. La sociedad pide a gritos un cambio de actitud, o como dicen los chicos "cambiar el chip". No se puede vivir como hace más de medio siglo. Los tiempos cambiaron y todos queremos vivir bien, en paz, con salud, seguridad en un país pujante. Las denominadas "bases", es decir, la sociedad en su conjunto, demuestra que la forma de crecer es trabajando. No hay otra opción.
