Al ver esta foto me da mucha alegría. Creo que hay esperanzas en nuestras instituciones y en quienes las integran. Digo esto porque soy de esas personas que ya tienen muchos años transitados en esta vida. Entonces vienen a mi mente recuerdo de aquellos policías de la esquina, que eran parte de la familia en el vecindario. Eran las personas de confianza en la cual todos confiábamos. Un ejemplo de ello era que nuestros padres siempre nos aconsejaban acercarnos a un policía en caso de no conocer bien una dirección o calle en el centro de la ciudad. Hace ya varias décadas, el policía de la cuadra, caminaba haciendo su ronda y saludaba a todos los vecinos por igual, ya sean comerciantes como particulares. El respeto por el uniforme que portaban se lo tenían bien ganado en San Juan.
Es cierto que con el transcurrir de los años, la sociedad fue cambiando. La vida se puso más difícil y hasta las personas e instituciones de las que forman parte cambian. Pero es cierto que los valores enseñados en casa por nuestros padres, los llevamos dentro nuestro para toda la vida. Es por eso que da gusto ver a policías como el de la foto en ayuda de otro ciudadano.
Ojalá se pudieran hacer campañas permanentes sobre la importancia de valores morales en nuestra sociedad. Creo que sería un factor determinante para que con el tiempo, quizás a corto y mediano plazo, podamos ser una comunidad donde todos sus miembros cultivemos los valores que nos lleven a vivir de una manera digna, con respeto, amor al prójimo y la solidaridad como Dios nos manda.
