(Foto Marcos Urisa)
Empezó en 2019, como inquietud de un grupo de amigos y colegas, bailarines de tango, de encontrar un espacio donde llevar a cabo sus búsquedas y experimentaciones. Inquietos y curiosos, Fernando Muñoz, Daniela Foroni, Sofía Gallardo y Rafael Lloret -que hace tiempo cultivan el 2×4 en distintos grupos y escenarios- ya habían empezado a incursionar también en otras disciplinas, a fusionarlo con otros lenguajes, a encararlo de manera más interdisciplinaria; pero necesitaban su propio lugar.
"Nos encanta bailar y no teníamos un espacio. Queríamos crear y bucear en nuevos movimientos y lenguajes. Después de una presentación en Ausonia quedaron las ganas de formar un grupo para formular proyectos y trabajar en ellos. Y así nació Proyecto Tango San Juan, como una agrupación dinámica que incluye a artistas que abordan distintos proyectos y desafíos. Uno de los primeros cuadros que presentamos fue El tango cuenta su historia, en el marco de la Fiesta del Sol del 2020 y desde ahí seguimos trabajando", comentó a DIARIO DE CUYO Lloret. Justamente uno de los cuadros finales de ese show tenía que ver con el baile de una pareja de hombres, que si bien no es algo nuevo en la escena nacional, sí fue novedoso y causó sensación en el ruedo provincial, donde no es común ver a dos bailarines varones juntos, entre cortes y quebradas. Y a partir de allí surgieron invitaciones desde distintos lugares para mostrar este tango, uno de los caminos que transita Proyecto Tango San Juan.
"En este caso, abordamos la danza tango rompiendo un poco las estructuras socialmente impuestas y aceptadas. Nació con la necesidad de interpelar el hecho de que el tango tiene que ser exclusivamente bailado por una pareja de varón y mujer; y siempre el hombre como conductor y la mujer como conducida. Nos preguntamos qué pasaría si se ejecuta independientemente del sexo, género, orientación sexual; y también pudiendo cambiar el rol de conductor y conducido", señaló Lloret, quien junto a Muñoz subieron a las tablas este Tango queer (fuera de estructura binaria hombre-mujer) y con singular éxito. De su mano surgió la idea de hacer tango entre mujeres e incluso se abrió un taller que si bien no llegó a consolidarse por falta de tiempo -"la intención es continuarlo", dijeron-, sí abrió un poco más aún el abanico y dejó planteada la posibilidad de que una mujer pueda bailar con otra, ejerciendo también el rol de ser "quien marca y lleva"; y hasta de quien invita a bailar, corriéndola del lugar pasivo que implica la espera de un hombre que la saque a la pista. "Todos venimos del tango tradicional, donde el hombre sabe marcar y llevar; y la mujer sabe seguir. Intercambiar esos roles es algo que cuesta y que se logra practicando", expresó el artista.
"Esto es jugar un poco con abrir el abrazo y ver qué sucede", resumió Lloret. "En esta línea no importa nada más que bailar y tener la posibilidad de conducir y de ser conducido. Es una mirada más amplia que para nada excluye al tango bailado por la pareja tradicional hombre-mujer, al contrario, la comprende; y de hecho lo hacemos", precisó el bailarín y coreógrafo, conocedor de que en tiempos pasados existió la danza tango entre hombres. "Hay distintas teorías sobre eso, algunos investigadores dicen que sí bailaban juntos, pero a modo de práctica, para luego no pasar vergüenza frente a la mujer cuando bailaban; y otros dicen que sí bailaban… hay varias versiones", contó.
Entretanto, Muñoz y Lloret siguen recibiendo invitaciones para mostrar este tango que por ahora los tiene como únicos protagonistas, aunque está la intención de sumar otros colegas. Ayer fueron parte de la celebración por los diez años de AEqualis Cultura Diversa; y el fin de semana próximo estarán en una producción de La Casa Roja (Sé breve). Pero también fueron invitados a distintas milongas tradicionales, como la Milonga del Parque y la Milonga del Centro.
¿Y con qué cara los miran los tangueros más ortodoxos? "Obviamente hay personas muy conservadoras y dicen que esto no es tango, que es algo totalmente disruptivo. Pero nosotros lo tomamos con otro enfoque, como una danza más abierta e inclusiva, que no tiene que ver específicamente con la orientación sexual o el género. Por ahí hay una resistencia, sobre todo de gente formada en otra estructura y pensamiento, aunque de igual modo ha ido cambiando muchísimo; pero la verdad es que nosotros jamás hemos tenido ningún incidente", sostuvo Lloret. Y agregó: "Si hay críticas, hasta ahora no las hemos recibido, por lo menos de frente. Igual el ambiente tanguero de San Juan es chico, nos conocemos todos y a mucha gente le caemos bien porque saben quiénes somos, cómo trabajamos y nos han visto bailar".
Esta modalidad también será parte de un espectáculo presencial que Proyecto Tango San Juan afila con ganas de estrenar este año. Una versión más amplia de lo que mostró en Escena en movimiento (iniciativa de Cultura para celebrar, con videos que están en redes y plataformas, el Día Internacional de la Danza). Un homenaje a Piazzolla -su inspiración- donde el tango se tejerá con otras disciplinas.
"Es como simbólico. Nuestra exploración está vinculada con esa idea loca de Piazzolla de innovar, de ir un paso adelante, que en su momento fue muy criticada. Bueno, un poco representa el espíritu de este grupo", consideró.