Las dos Coreas continúan con su política de acercamiento con encuentros en la frontera de ambos países y definiciones, como por ejemplo, de que la delegación de Corea del Norte para los próximos Juegos Olímpicos viaje al Sur por la frontera terrestre.

El último cónclave coreano constituyó un respiro para la región después del pico de tensión que vivió el año pasado a raíz de las constantes pruebas armamentísticas de Pyongyang, de los ejercicios militares de Seúl y Washington, y de una interminable escalada verbal entre Donald Trump y Kim Jong-un. La reunión se realizó en el Pabellón de la Paz, en la franja sur de la aldea de Panmunjom, corazón de la frontera militarizada que divide ambos países, informó el Ministerio de Unificación de Corea del Sur.

 

En la reunión, Pyongyang propuso la asistencia de unas 230 animadoras norcoreanas a los Juegos Olímpicos que comenzarán el 9 de febrero próximo en el condado surcoreano de Pyeong Chang, dentro de una delegación más amplia con atletas y artistas, y sugirió que la comitiva viaje al Sur cruzando la frontera terrestre y no en avión a través de China. Esta iniciativa -de gran valor simbólico- conllevará, no obstante, complicaciones de seguridad ya que se trata de una zona altamente militarizada por dos países, que aún se encuentran técnicamente en guerra. Las famosas “brigadas de animadoras” norcoreanas ya han estado presentes en otros eventos deportivos celebrados en territorio surcoreano y se sumarían a la orquesta de más de un centenar de integrantes que Pyongyang ha ofrecido para actuar en los Juegos.

Este último encuentro de altos mandos fue la segunda reunión de alto nivel intercoreana en poco más de una semana, después de que el último 9 de enero ambos países celebraron su primer encuentro de este tipo en dos años y acordaron la convocatoria de futuras reuniones militares para evitar nuevos roces y el envío de una delegación norcoreana a Pyeong Chang.

Al mismo tiempo que las dos Coreas profundizaban este nuevo acercamiento, en Vancouver, Estados Unidos -el principal impulsor de las sanciones internacionales contra Corea del Norte- encabezaba el último día de una cumbre internacional dedicada exclusivamente a la cuestión norcoreana, pero sin la presencia de Pyongyang o Beijing. Los estados participantes, entre ellos Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia y Japón, acordaron aumentar la vigilancia marítima sobre Corea del Norte y elevar el costo económico y político que paga ese país por sus repetidos ensayos de armas, aunque evitaron referirse al bloqueo naval. Una de las potencias no invitadas, China, fue la primera en rechazar las conclusiones de la cumbre, a la que acusó de responder a “la mentalidad de la Guerra Fría”.