El abeto es un árbol de la familia de las pináceas que se encuentra dentro de la colección de coníferas. Es uno de los más conocidos y de los que mayor número de información existe entre otras cosas, porque siempre ha estado vinculado a los grandes árboles que se usan para el festejo navideño o porque es de los que más gustan para la decoración de un jardín o parque exterior.
A pesar de que hay muchas teorías que acercan el abeto como árbol de Navidad a una idea yanqui, lo cierto es que estamos ante un interesante invento germánico. Según la leyenda, en el siglo VIII este árbol estaba considerado sagrado a razón de que Bonifacio predicó ante los druidas y al derribar un roble para que lo veneraran, lo único que quedó en pie fue un abeto.
Ante esta fuerza tan descomunal que se suponía que tenía el abeto por no haber caído, San Bonifacio quedó completamente impresionado y pidió a todos que el abeto fuese el árbol elegido para recordar al niño Jesús.
Ficha técnica
Su nombre científico: Abies alba Mill. Su nombre común: Abeto blanco o común, Abetuna, Avet (cat.). Su origen: Centro – Sur de Europa. Pertenece a la familia de las Pináceas.
Hojas: Es un árbol de hojas perennes, de 2 a 3 mm de ancho, son brillantes y con dos bandas blancas bien diferenciadas.
Estilo: Árboles decorativos de interior y exterior.
Altura: Tiene una altura de entre 30 y 50 metros.
Cuidados
Siembra: Esta especie prefiere los climas fríos. Es de siembra directa. Se recomienda comprarlo en maceta para mantenerlo como planta de interior o para transplantarlo en tierra. Las macetas tienen que ser grandes y capaces de drenar el exceso de agua.
Abono: Hay que aplicarle fertilizantes órganominerales.
Riego: Se suele regar diariamente, pero sin excesos, por lo que también se puede hacer esta acción cada tres días. Además necesita aire fresco constantemente.
Luz: No es muy exigente con la luz.
Temperatura: Crece en climas fríos-templados, sin grandes oscilaciones térmicas. Resisten bajas temperaturas, por lo que requiere alta humedad ambiental y no resiste aires secos.
Poda: no se puede hacer la poda cuando el árbol está mojado.
Sustrato: Se suele encontrar en suelos ricos, frescos y profundos, pero también se adapta a vivir en suelos pobres. No se desarrolla ni en los suelos arenosos, ya que le resultan demasiado secos, ni en los compactos.
Trasplante: Es recomendable realizar una poda durante el transplante y varias posteriores para lograr mayor densidad y uniformidad del follaje y evitar las enfermedades causadas por hongos y bacterias.
Multiplicación: Se reproduce por esquejes, semillas e injertos.
Floración: Tiene lugar entre Abril y Mayo.
Plagas y enfermedades: Las plagas del abeto suelen ser ácaros o araña roja y el pulgón, ambos dañan toda la estructura del árbol.
Un árbol con muchas historias
El árbol del Niño Jesús. Cuenta la leyenda que, en la primera mitad del siglo VIII, un roble que los paganos consideraban sagrado cayó sobre un abeto. Milagrosamente, éste quedó intacto, por lo que fue proclamado el árbol del niño Jesús. Su forma triangular se dijo que era representativa de la Santísima Trinidad, con el Dios Padre en la cúspide.
El abeto del cristianismo. Una historia muy similar a la anterior dice que, también en el siglo VIII, el monje inglés Winfrid taló en Nochebuena un roble que era utilizado en las festividades paganas para ofrecer vidas en sacrificio. En ese mismo lugar brotó, “milagrosamente’, un abeto, por lo que se decidió tomar este árbol como emblema del cristianismo.
El árbol luminoso. Otra leyenda nos lleva hasta el rey Arturo. Se dice que Persifal, uno de los caballeros de la Mesa Redonda, descubrió un árbol lleno de luces brillantes, que se movían como estrellas, mientras buscaba el Santo Grial o cáliz de la última cena de Jesús.
También el escritor alemán Goethe, en su libro “Werther’, hizo mención a un frondoso arbusto lleno de caramelos y figuras religiosas.
El árbol de la vida. Algunos cuentan que el origen del árbol hay que atribuírselo al monje inglés San Bonifacio. Se dice que, en uno de sus viajes, encontró a un grupo de paganos alrededor de un gran pino en el instante en el que iban a sacrificar a un niño en honor al dios Thor. Para evitar el sacrificio y salvar al pequeño, San Bonifacio derribó el árbol con un poderoso y potente golpe de puño. El santo dijo a los allí congregados que ese pino era el árbol de la vida eterna de Cristo.
Luces de colores en el bosque. Cierta historia cuenta que Martín Luther King, caminando por un bosque en vísperas de Navidad, se quedó deslumbrado por la belleza de millones de estrellas que brillaban a través de las ramas de los árboles.
Quedó tan impresionado que decidió cortar un pequeño árbol y llevárselo a casa. Allí recreó la misma belleza que contempló en el bosque colgando luces de colores.
La historia del árbol de Navidad. El moderno árbol navideño proviene de Alemania. Sus primeras referencias datan de finales del siglo XVI, cuando un árbol fue decorado para ambientar el frío de la Navidad, costumbre que se difundió rápidamente por todo el mundo.
Hasta el siglo XIX no llegaría a Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Puerto Rico, China y Japón. Y la tradición del abeto decorado salió de Inglaterra a Estados Unidos, en los tiempos de la colonización. Se atribuye a August Imgard, un hombre de Ohio, la instalación del primer árbol navideño, en 1847. A partir de ese momento, la cultura norteamericana ha sido abanderada en materia de decoración de Navidad. En España, el árbol navideño llegó a principios del siglo XX.