Tras una lucha de años sin respuestas, poco apoyo y fundamentalmente, ya sin lo más importante que buscaban conservar, en el Arzobispado de San Juan bajan los brazos en el intento de rescatar los restos la capilla de La Misericordia, que tras el terremoto del 1944 funcionó como parroquia de Trinidad. La desaparición del antiguo retablo y posiblemente de una imagen de San Agustín fueron los detonantes para dejar de luchar. Y es que a la Iglesia local era lo que más le interesaba y como ya no existe, queda poco por rescatar.
Los restos de la vieja capilla, que fue inaugurada en 1887, están en Pedro de Valdivia y General Acha. Todo el predio pertenecía a la Sociedad de San Vicente de Paul (además del oratorio había un asilo, la Acción Católica, una santería y hasta funcionó la escuela Dean Balmaceda) y cuando el terremoto de 1944 destruyó la parroquia de la Santísima Trinidad, entonces se mudó a La Misericordia. Eso duró hasta el terremoto de 1952, que tiró abajo parte del templo, por lo que las mujeres de la Sociedad San Vicente de Paul buscaron conservar lo que quedaba en pie (ver aparte).
Sin embargo, con el paso del tiempo, la orden terminó vendiendo el terreno y todo lo que quedaba del templo se fue dañando o fue saqueado. El Arzobispado durante muchos años buscó recuperar esas ruinas, no sólo como patrimonio religioso sino también como cultural e histórico. Hubo también gestiones gubernamentales que se interesaron pero sin lograr avances, y hasta hubo acciones vecinales pidiendo un rescate, que tampoco prosperaron.
El golpe de gracia en el intento de conservación que llevaba adelante el Arzobispado fue la desaparición del hermoso retablo del altar, dijeron. Este era un elemento arquitectónico decorativo que estaba bellamente tallado y tenía más de 100 años. Era, básicamente, lo más valioso y más importante. En el Arzobispado también creen que se llevaron una imagen de San Agustín, que no alcanzó a ser mudada a la parroquia de Trinidad. No saben quién o quiénes pudieron retirar esos elementos; pero eso, sumado a que nunca tuvieron una respuesta de la empresa que compró el predio, fue el golpe de knock out a los intentos de rescate. Una comisión investigadora del Arzobispado determinó que la firma que adquirió hace muchos años ese lugar es de Buenos Aires y aunque tenía una oficina de representación en Mendoza, ya la cerraron. "Nunca respondieron nuestras cartas, e-mail y llamadas. Cuando fuimos a buscarlos a Mendoza ya no estaban. Rastreamos a su nexo sanjuanino, pero nunca pudimos encontrarlo", dijeron en el Arzobispado.
En paralelo, Patrimonio de la provincia mostró interés en rescatar el lugar, pero el intento no pasó de la buena voluntad. La ley de Patrimonio es clara y hay pocas herramientas cuando se trata de una propiedad privada. Salvo una circunstancia que cambie todo, los restos de adobes del bastión religioso posterremoto en Trinidad seguirán en pie hasta que terminen por caerse por el paso del tiempo o porque una máquina avance para darle paso al proyecto inmobiliario que tienen los propietarios.
El templo del asilo
El oratorio fundacional de la capilla de La Misericordia tenía las imágenes del grupo de La Misericordia, la de San Vicente de Paul y la de San Francisco. Nueve años después de su inauguración, en 1896, en el lugar abrió el asilo para ancianos y carenciados que había fundado la Sociedad San Vicente de Paul. Tenía lugar para 100 personas.
Cuando el terremoto de 1944 destruyó gran parte de la iglesia de la Santísima Trinidad, fue trasladada a la capilla del asilo; que no luego no soportó el sismo de 1952. Se cayó parte del templo, pero hubo un sector que quedó intacto: el del altar. Para resguardarlo la sociedad de San Vicente de Paul construyó una especie de pared de tablas y otra de ladrillo con la intención de protegerlo, que aún se observan.