Su nombre es Marcos Dech y se convirtió en el primer sanjuanino que ingresó como colaborador en el Súper Bailando con el que Showmatch celebra sus 30 años en la televisión. Fue Majo de la Iglesia quien buscó al coreógrafo para que supervisara el cuadro con el que compitió Karina La Princesita en el rubro pop latino, en una creación con intenso aire español tanto en la danza como en el canto.
Hace 13 años, él tomó su mochila y partió a Buenos Aires con el objetivo de dedicarse por completo a esa disciplina, sueño que pudo hacer realidad. Allí, además de bailaor, se desempeña como docente desde 2008, es su propio productor y organizador del ciclo Tablao Inestable junto a Marina Lila Sainz.
"Si bien conozco bailarines y algunas coaches, es la primera vez que me piden una colaboración en el Bailando… Le recomendaron mi nombre, no nos conocíamos personalmente, pero Majo de la Iglesia, una crack en ritmos urbanos, me llamó para trabajar un tema de Rosalía. Ella no quería hacer flamenco tradicional y un poco por esta razón acepté", afirmó el bailarín de 32 años que, en esa área, asistió a la cantante de hits Corazón mentiroso, Con la misma moneda y Fuera.
"Se trató de algo moderno y respetuoso sin generar nada impostado y ‘forzado’", manifestó el artista, hermano de Andrés Dech, músico que integra las bandas locales Mama Ordan y King of Banana.
"Majo me dijo que, si bien gente del medio le había recomendado mi nombre, ella me stalkeó y creyó que mi estilo era copado para lo que quería. ¿Cómo fue el trabajo? Fui desde el segundo ensayo y estuve bastante en la coreo de Majo. Lo que hice fue tirarles algunas puntas de formas y de brazos, y posiciones. En la parte del canto, le mostré a Karina unas cosas que podía hacer con el cuerpo, mientras que al bailarín le monté su secuencia. Majo me incorporó bastante. Cuando bailaban, Karina y Damián me miraban a ver si estaba bien lo que hacían. ¡Tuvieron toda la onda!", afirmó el coreógrafo que en San Juan estudió contemporáneo con Sofía Spollansky y flamenco con Micha Martín y también viajó a España para sumergirse en el género en profundidad.
"Me gustó participar como lo hice. A la coach le gustó y fue muy agradecida por lo que aporté y sumé, esa es la recompensa. Estoy contento con la experiencia. Creo que ese contacto queda para un futuro. Siempre quedan puertas abiertas. La gente que me vio ayudando ahí, después me busca y puede ver mis espectáculos", señaló el bailarín que en escena apuesta a presentaciones conceptuales, jugando con lo moderno y lo tradicional porque "el flamenco es más que lunares y los clichés que lo acompañan", es "evolución constante".