Un pesquero de origen chino que fue secuestrado hace dos años por las autoridades locales mientras pescaba en forma ilegal en aguas argentinas, será hundido en el Golfo Nuevo, frente a las costas de la ciudad de Puerto Madryn, para transformarlo en un parque submarino con fines turísticos, informó la administración portuaria de esa ciudad chubutense.
Las autoridades buscaban desde hace tiempo un destino para el buque Hu Shun Yu 809, de 68,40 metros de eslora, que se encuentra amarrado en el muelle Almirante Storni. La embarcación fue secuestrada el 7 de abril de 2015 en alta mar por el guardacostas ‘Pedro Derbes‘ de la Prefectura Naval Argentina, cuando realizaba tareas de captura de calamar dentro de la zona económica exclusiva de la Argentina.
Tras maniobras de persecución que incluyeron descargas de artillería de advertencia se logró interceptar a la nave que desde entonces se encuentra interdicta en el muelle de esa ciudad.
‘En los primeros días de mayo ya estaría habilitada la posibilidad de proceder a su hundimiento‘ explicó el interventor de la Administración Portuaria, Osvaldo Sala.
La autoridad portuaria viene reclamando que la embarcación sea retirada de la cabecera del muelle y ahora encontró el instrumento que la habilita, tras conocerse el edicto de la Prefectura Naval Argentina que ‘intima a la firma Zhousha Gangtai Ocean Fisheries para que proceda a la extracción, remoción, traslado a lugar autorizado o desguace del buque pesquero‘.
Por el mismo edicto, la Prefectura intima a que ‘la orden se cumpla dentro de un plazo de 61 días corridos‘.
De acuerdo al decreto firmado por el prefecto general Eduardo René Scarzello, el plazo finalizará el 9 de mayo, con lo que a partir de esa fecha se podrá poner en marcha el protocolo de preparación del barco para ser hundido.
El ‘Hu Shun Yu 809‘ es un barco dedicado a la pesca selectiva del calamar. Cuando fue interceptado, el barco contaba con una dotación de 31 tripulantes, de los cuales 15 viajaron de inmediato a su país y otros 16 permanecieron como ‘guardia‘ a bordo, e incluso uno de ellos falleció de hepatitis.
Los 15 que quedaron en Puerto Madryn se transformaron por meses en vecinos de la ciudad, en la que se los solía ver caminando para pasar las horas hasta que fueron de a poco retornando a su país.
El cargamento de 600 toneladas de calamar que se pudrió en la bodega fue un grave problema sanitario que se debió afrontar hasta eliminar la carga en tiempos que el país buscaba vínculos económicos con el país asiático.
Voceros de la agencia marítima Port Service explicaron que ‘las multas son muy duras y los barcos son muy baratos, entonces, si se aplica una sanción de dos millones de dólares y el barco vale 300.000 los armadores dicen: quedate con todo‘. Sobre hundimientos de barcos para que se transformen en parques submarinos con fines turísticos ya hay antecedentes en Madryn.
En 2004 un equipo operativo del Servicio de Salvamento de la Armada mandó a pique el buque pesquero ‘Antonio Miralles‘ a 27 metros de profundidad y desde entonces se transformó en un paraíso de los buzos. Télam