Ficciones cinematográficas apocalípticas sobre el futuro del planeta quedarán como frustraciones de la imaginación frente a la realidad del sorprendente informe científico del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, con la mayor advertencia sobre la velocidad del calentamiento planetario. La escalada es superior a la pronosticada y los efectos devastadores ya se sienten en todo el mundo con alteraciones catastróficas, cada vez más violentas.

Se trata de las conclusiones de un estudio científico de 8 años de trabajo que ha sido objeto de intenso debate durante dos semanas por expertos mundiales y responsables políticos, que concluyeron el último sábado, tras lo cual la ONU lo publicó como una "alerta roja” sobre una situación sin precedentes en la historia de la humanidad. Y todo depende del hombre ante lo que parece como irreversible.

Las temperaturas de la superficie terrestre han aumentado desde 1970 más rápido que en cualquier otro período de 50 años, durante un tiempo estimado en los últimos 2000 años y en una proyección retroactiva, sobre los niveles térmicos preindustriales, la última vez que la tierra superó los 2,5 grados centígrados fue hace más de 3 millones de años con los primeros vestigios de vida. A la vez las concentraciones de CO2 en 2019 fueron las más altas en 2000 millones de años, en tanto las de metano y óxido nitroso fueron superiores en 800.000 años por lo menos.

El impacto térmico en las nuevas generaciones se traduce en el crecimiento de eventos extremos con mayor frecuencia de sequías, alza del nivel del mar azotando ciudades costeras y graves efectos económicos en actividades agroindustriales. Los ciclones tropicales de categoría 3-5 aumentaron en los últimos 40 años y en el plano global los temporales con precipitaciones más pesadas e intensas se agudizan. Lo ocurrido en Saladillo el lunes puede ser una muestra de ello.

¿Cómo hacer frente al "día después del mañana”? Según los científicos el problema no es el dinero, la tecnología, ni la voluntad política: es el miedo de la industria petrolera a perder su poder dominante con más de 600.000 millones de dólares anuales en un negocio que está destruyendo el planeta, en tanto los Fondos Climáticos de la ONU solo reciben 2.400 millones anuales para salvarlo.

La ciencia ha puesto sobre la mesa de las naciones las acciones urgentes que se deberían tomar en noviembre, cuando se realice la postergada Cumbre climática en Glasgow, Escocia.