Un informe de la CEPAL (Comisión Económica Para América Latina), publicado el pasado martes 29 de octubre, señala que es preocupante la realidad por la que atraviesa el comercio dentro de Latinoamérica y, particularmente dentro del bloque del Mercosur (Mercado Común del Sur) integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Desde la creación del Mercosur, en 1991, hasta 2019, se viene experimentando un retroceso que ha ido del 21 % al 15,5 % actual, del total del comercio en términos intraregional.
Las cifras de evolución negativa en el comercio de países latinoamericanos abren de modo franco un horizonte de oportunidades de un modo muy claro a tenor del análisis del informe de la CEPAL. La comparación con Europa es abismal en un sentido de menoscabo de nuestra región, pues, en aquel bloque de comercio la transacción de bienes y servicios intra países suma el 60 % del total del comercio del conjunto de la Unión Europea. Se contabiliza como agravante en relación al cierre del balance de crecimiento de la economía latinoamericana del año 2019, y luego de dos años de crecimiento del comercio, resulta que este año se anota una baja del 10 por ciento.
La reducción del comercio dentro del Mercosur es preocupante para toda la Región. Urge la necesidad de promover una reactivación que beneficie a todos los países miembros.
Dicho bajón comercial del año 2019 está explicado por el escenario de mala performance del comercio mundial debido, básicamente, a la agudización de la guerra comercial entre EEUU y China que se ha impuesto en el escenario de la economía mundial.
Está claro que el complejo causal es pluri-vectorial, por lo que entre esos vectores concurrentes se cuenta la concausa de la necesidad de comerciar con las áreas económicas nominadas en euro, el dólar, el yuan, el yen, etc.
El hecho de estar compelida América Latina a comerciar con áreas de divisas mundiales, se explica por la necesidad de conseguir divisas para importar bienes de capital para el funcionamiento de cada economía. Pero también para solventar el abastecimiento de divisas suficientes para afrontar la escasez de estas para pagar los compromisos de deuda externa nominada en las diversas monedas de predominio internacional.
Es imposible prescindir del comercio proveedor por contrapartida de divisas, por eso no hay gran motivación en comerciar en monedas latinoamericanas, pero, sin embargo, en términos reales puede convenir igualmente porque se moviliza la producción y el comercio mutuos.
Por otro lado hay que ser más simétricos en la relación comercio regional con comercio mundial ya que en ese sentido hay necesidad cantada de elevar el comercio de la región, pues, resulta inviable que todo se ligue, o, se pretenda aspirar a vender a los centros de economía, que pagan en divisas de predominio mundial. Sin lugar a dudas es preciso buscar un justo medio en este sentido que emule, inclusive, a los otros bloques que son más ecuánimes en la correlación de fuerzas del comercio.
Por el Dr. Mario Luna y el Prof. Fabián Núñez
Profesionales jachalleros.
