Cuando tenemos la ocasión de apreciar una obra musical de grandes maestros, como Chopin, Beethoven o Rachmaninoff, sentimos estar ante un todo complejo pero indiviso. Es que la música, esa unidad capaz de transformar a las personas, está constituida por elementos estrechamente vinculados entre sí, las notas, interdependientes e interactuantes. El resultado es un todo que es más que la suma de las partes. Y en las obras clásicas, esto se da en varios planos que se superponen simultáneamente en una unidad armónica. Es por ello que en este género de música se hace necesario un director que concilie y coordine los instrumentos, elevándolos hacia una integración singular. Tal acción recíproca de elementos que gesta una unidad, se encuentra en diferentes órdenes de la existencia, desde lo más etéreo hasta en el plano más concreto. El motor de un vehículo es el caso, donde cada uno de sus componentes se va incorporando en funciones coordinadas. La ecología, por su lado, se ha fundamentado en alertar sobre cualquier deterioro de una parte del ordenamiento global como factor de una disfunción general del planeta. Como ejemplo adicional, se encuentran las escuelas sociológicas que justiprecian a la propia sociedad como un sistema concertado. Se podrían citar numerosos casos análogos a los citados: el sistema operativo de una computadora, un texto, el guión de un film, un sistema eléctrico, un producto químico, etc.

En los casos expuestos subyace una común forma de combinación, y se trata de la "estructura". Podría conceptuarse a la estructura como un "Conjunto de relaciones que mantienen entre sí las partes de un todo". Nada podría ser superfluo en una estructura, ya que todo tiene un sentido predeterminado. Bastaría figurarse que al mencionado auto le faltase sólo una rueda, o a la sinfonía el piano o los violines, para que ese todo se viera malogrado.

La economía es también una estructura, especialmente intrincada. Es por ello que son tan típicos en ella los "efectos dominó", o situaciones de "frazada corta". No hay autoridad humana que pueda prevalecer a su proceso evolutivo ni voluntarismo enaltecedor de propósitos, si omite la interacción que la define. Aquí también todo depende del ajuste recíproco de las partes, especialmente con las primordiales. El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, molesto por una inflación interanual del 18%, expresó recientemente que "A partir de hoy, queda prohibida cualquier subida de precios. ¡Prohibido!". Se hace evidente que no comparte el concepto de estructura en la economía. En caso de no disponerse las medidas propicias, no se registrará superación alguna, por más autoridad que ostente. Porque sería como ordenarle a un equipo de fútbol triunfar en un partido o imponer que las personas sean indefectiblemente felices o decretar que no se estropee más ningún automóvil. En todos estos casos sería inútil omitir interacciones determinantes. Termina sucediendo como en un concierto, una vez que siquiera una nota resulta disonante, resulta infructuoso pretender enmascararla.