En el Día de Todos los Santos, miles de personas se acercan a los cementerios a visitar a sus muertos.

 

La Iglesia Católica ha instituido el 1 de noviembre el denominado "Día de los Santos+, conmemoración que se arraigó en América latina, consecuencia de la herencia cultural ibero-católica. Para los entendidos en antropología religiosa, como el investigador peruano Manuel Marzal, el término "santo+, en la cultura popular Latinoamericana, tiene dos significados. Por una parte se hace referencia a ellos cuando son considerados como intermediarios, es decir aquellas personas sagradas que actúan como nexo ante Dios. Por otra parte el término es utilizado en relación a las imágenes, esto son las representaciones de seres sagrados a los que se venera. Se incluye a los santos que componen todo el almanaque católico, incluso a los que han sido canonizados por el pueblo sin intervención de la Iglesia, como así también a las diferentes advocaciones de Cristo y a las Marianas.

Si repasamos la historia sagrada descubrimos que la piedad hacia los santos considerados como intermediarios aparece tempranamente. Se originó a partir de las recordaciones que hacía la comunidad a sus integrantes, especialmente a los que murieron en las persecuciones. Según los historiadores en la comunidad de Esmirna durante el Siglo II, en el sepulcro de San Policarpio, se recordaba formalmente su suplicio realizando "una reunión eucarística+. Posteriormente en el Siglo V el culto se extendió no sólo a los mártires, además se veneró a los llamados "confesores+. Esta práctica se realizaba en la mayoría de los templos cristianos de aquel entonces.

En contraste los santos-imágenes aparecen más retrasadamente a raíz de algunas proscripciones del Antiguo Testamento, pero gradualmente los íconos son aceptados. Dice Marzal: "Tal culto a los santos llevó a la necesidad de distinguirlo del culto a Dios, lo que hizo el segundo Concilio de Nicea, que denominó al culto a Dios como adoración (latría) y el de los santos como veneración (dulía); para designar el culto a la Virgen María se acuñó el término hiperdulía (mayor veneración)+. Esto fue reafirmado siglos después en el Concilio de Trento, el cual marcó la evangelización en América latina, enraizándose profundamente. Surgieron santos característicos de nuestra tierra, con los que se sintieron identificados los grupos criollos. Tal es el caso de Santa Rosa de Lima o "el moreno Martín de Porres y el indio Nicolás de Ayllón+. En nuestro país también se reprodujo ese fenómeno, por ejemplo la gente tiene una especial devoción por San Francisco Solano en la zona del noroeste, o en la provincia de La Rioja el culto a San Nicolás se combinó con la veneración al "Niño Alcalde+. Luego se fueron incorporando al proceso previo de canonización otras figuras, siendo una de las últimas las propiciadas por el papa Francisco, como el obispo salvadoreño Oscar Arnulfo Romero y próximamente el argentino monseñor Enrique Angelelli.

 

 

Por el Prof. Edmundo Jorge Delgado  –   Magister en Historia