Dijo que no abusó nunca de los tres hermanos que ahora tienen 24, 21 y 15 años. Y para reforzar su descargo, mostró una foto en la que se observa una importante diferencia física entre él y dos de esos jóvenes, los mayores, a los que supuestamente abusó hasta hace dos meses atrás. "Pueden defenderse", dijo, como para dejar en claro que no pudo tener conductas invasivas con esos jóvenes que lo señalan como abusador. Y a su extensa negativa de haber cometido delito sexual alguno contra esos muchachos de su entorno íntimo, el sacerdote Walter Bustos (41) sumó un posible móvil: acusó al padre de los jóvenes de estar detrás de todo.
Según voceros judiciales, trató a ese hombre de ser un golpeador con su mujer, de ser manipulador, estafador y de ideólogo de la grave situación que atraviesa.
"Creo que él ha influido en los chicos y es el ideólogo de todo esto", declaró ante el juez Guillermo Adárvez, el fiscal Daniel Galvani y su defensor Juan Bautista Bueno de la Cruz, indicaron voceros judiciales.
Pero más allá de su versión, el juez le recordó que sigue imputado de abuso sexual gravemente ultrajante agravado por el daño en la salud del menor y por ser ministro de un culto religioso conocido. Y por el supuesto abuso simple contra los hermanos mayores del chico, agravado también por su condición de religioso.
Y a esa complicada situación que le impide salir en libertad, podría sumar otra acusación de peso: haber corrompido sexualmente al más chico de los hermanos. Así lo entiende el fiscal Galvani, quien ya pidió al juez que le impute y lo indague por ese delito al religioso.
Bustos se entregó y quedó preso el 31 de agosto pasado, cuando supo que habían librado una orden de detención en su contra por el resultado de la entrevista que le hicieron al chico los psicólogos del ANIVI.
Fue un escándalo, porque hasta entonces el sacerdote tenía un alto perfil con activa función en grupos de jóvenes en la parroquia de Angaco.