Aunque no exista una normativa en particular, en líneas generales los profesionales de la medicina reconocen que en los últimos tiempos hubo modificaciones en lo que respecta al trato con grupos de pacientes, especialmente mujeres, adolescentes, niñas y niños. El aliento constante de movimientos feministas a que mujeres denuncien situaciones de víctima de abuso ha llevado a médicos sanjuaninos a replantear la forma de establecer la relación con los pacientes y a imitar medidas que antes las tomaban sólo los más precavidos. La principal, hacer determinados exámenes con algún testigo. Preferentemente un familiar de quien realiza la consulta o una enfermera. Incluso algún profesional dijo, pidiendo reserva de identidad, que antes de hacer un examen de rutina, prefieren volver a explicarle a los pacientes de qué se trata, para evitar interpretaciones erróneas.
Hace pocos días el Diario La Nación reflejó esta problemática a nivel nacional, que también se repite en San Juan, por algunos testimonios recogidos por DIARIO DE CUYO, entre profesionales de la salud sanjuaninos.
Ricardo Rubinsky, jefe Servicio Ginecología del Hospital Marcial Quiroga, afirmó que "en realidad el médico tiene su trato con el paciente de acuerdo a la formación, educación y la característica de cada profesional. No hay una norma que diga si hay que cambiar el paradigma de cómo tratar al paciente", para luego reconocer que "por supuesto que hay muchos (médicos) preocupados por esta ola de denuncias por acoso".
En Salud Pública dijeron que no hay ninguna indicación extra respecto de la atención.
La preocupación, e incluso el temor, que admite Rubinsky apunta más bien a una mala interpretación de la paciente. "Si sale del consultorio diciendo que uno la acosó y uno tiene que defenderse que eso es mentira, no será fácil", agregó.
¿A qué temen los médicos? "Al escrache público. Si se realiza una denuncia y llega a los medios y redes sociales, la condena pública será instantánea. Y una reputación de diez, veinte o los años que sean, serán destruidos en unos minutos, aunque después se demuestre que la denuncia fue falsa", indicó otro ginecólogo, que prefirió guardar su identidad. Es así que también aparecen otros "trucos" en el sector privado, donde se complica que haya una enfermera oficiando de testigo y que la persona a revisar no haya asistido al encuentro con el profesional, acompañada. Que la secretaria ingrese unos minutos a "revisar" algo en la computadora es uno de ellos, admitieron.
Cecilia Godoy, médica generalista que trabaja en dos centros de salud de Pocito, se mostró en desacuerdo con la "técnica del testigo", al considerar que afecta de lleno en la relación médico-paciente. "Ese caso, del vamos, coloca en un nivel de desconfianza a la paciente. Segundo, hay prejuicio de una denuncia, por lo que cae un manto de sospecha sobre una persona que va a una consulta médica. ¿Cuántas falsas denuncias hubo? No conozco prácticamente ninguna. Los abusos denunciados fueron verdaderos y hay una gran relación con el poder que puede ejercer un médico. El caso más fiel es el del ginecólogo Martínez", actualmente procesado, quien recibió 15 denuncias.
Godoy afirmó también que ve cambios positivos. "Hoy hay un mejor trato en Maternidad del Hospital Rawson. Hace unos años yo percibía que ahí había violencia obstetricia, no sólo de los médicos, sino de todo el equipo. He visto un cambio positivo porque primero, la mujer denuncia más, está más informada sobre sus derechos y ya no se siente tan vulnerada. Y he recibido buenos comentarios de esas mujeres que van a un control al centro de salud".
Eso sí, el problema se diluye prácticamente si el paciente es un hombre adulto. El urólogo Miguel Rodríguez aseguró que en las revisiones no hubo modificaciones en el trato ni es tema de discusión entre los especialistas de ese área. Al igual que hace años, los pacientes prefieren ir solos y el examen se hace en la absoluta intimidad.
El pediatra Jorge Castro señaló que "en estos momentos con un grado de desconfianza e individualismo muy grande. Esto es una cosa más. ¿Vos pondrías la mano en el fuego por un político? El problema es que está alterada la relación médico-paciente y se ha perdido mucho la confianza. Si el paciente percibe eso, se comporta de manera distinta. Y el único que lo paga es el paciente", aseguró.