Tan graciosa como preocupante ha sido la irrupción de FaceApp, una aplicación para celulares que utiliza inteligencia artificial para envejecer un rostro y mostrar una imagen realista de cómo será la persona en la vejez. Parece un juego divertido extendido en todo el mundo, pero pocos usuarios reparan en que sus datos pueden ser utilizados, e incluso cedidos a terceros, al perderse totalmente la privacidad.
Si bien en estos programas se avisa sobre un proceso que pocos usuarios leen sin pensar en las consecuencias, en la aplicación del envejecimiento artificial han surgido muchas dudas a partir de que el creador y operador de FaceApp, Yaroslav Goncharov, se encuentra en Rusia donde se burlan fácilmente las normas exigidas en la Unión Europea y en Estados Unidos a las empresas con otras aplicaciones, como Facebook, Instagram o Google.
La herramienta rusa para alterar rostros tiene antecedente penada por las leyes en Estados Unidos y Europa por la protección de datos y derechos al honor, a la intimidad, y a la propia imagen. Se debe recordar que hace un mes apareció una aplicación machista denominada "DeepNude” que utilizaba algoritmos para recrear desnudos falsos de cualquier mujer fotografiada vestida. La Justicia actuó ante el aluvión de críticas obligando a eliminarla.
Algunas plataformas han comenzado a frenar estos excesos aunque otras siguen alimentando foros de intercambio de imágenes falsas y tutoriales para elaborarlas. Ahora el gran interrogante es si la empresa rusa actuará de igual manera o violará la seguridad en Internet. Una foto ocupa lugar en la tarjeta de memoria donde también el usuario tiene a resguardo sus datos, y ante la incertidumbre, ya en EEUU se habla de FaceApp como un caso de seguridad nacional porque los servidores se encuentran en Rusia.
Los términos de uso de FaceApp dejan en claro que si algún usuario vive en lugares con leyes que limitan la recopilación de datos u otras restricciones, la aplicación se reserva el derecho de transferir los datos del usuario a servidores que estén en jurisdicciones con legislaciones permisivas o menos exigentes. También dicen los desarrolladores rusos que la mayoría de las fotos alteradas son borradas a las 48 horas de publicarse, aunque no aclaran cual es la selección que hacen ni dónde se guarda el resto.
Como se observa, el derecho a la imagen y la privacidad en las redes es mucho más que una foto curiosa o muy graciosa.
