
Por esas cosas de la vida tuve el honor de escuchar de forma directa aquella voz que constantemente sentía en la vieja radio de mi casa paterna. Sus chasquis llegaban al oído de aquellos sanjuaninos perdidos en el campo agreste. Era la esperanza de buenas noticias o de una noticia triste, pero estaba ahí presente, allá lejos donde el Estado no está presente. Ese día pude conocer una gran persona en el asado que me invitó Mónica Velázquez. Fue ahí que lo conocí. Me impresionó de tal manera que quiero compartirlo. Él, con su característica impostación de voz, hablaba mientras asaba la carne, yo me presenté, me dio la mano.Ahí mismo comenzamos una charla que duró hasta la oración. Sus diálogos eran un aprendizaje nuevo. Hablamos de lugares, leyendas y personas, todo pasaba frente a mis ojos asombrados. En verdad, yo creía que estaba soñando, porque frente a mí estaba ese hombre que tanto admiro: Jorge Darío Vence, el paladín del acerbo cuyano. Estoy seguro que no hay otro que haya logrado divulgar tanto lo nuestro, lo sanjuanino, desde un micrófono, como lo hizo él. Por él sabemos que la tonada es cansina y la cueca muestra un gracejo romántico, al decir de Jorge Viñas. Por el sabemos que el poncho cuyano no posee colores estridentes como el salteño. El "Aparcero Mayor de Cuyo”, como le dicen, es una persona admirable. Su lucha es constante y ardua; pero no se doblega por nada, siempre dispuesto compartir lo cultural con frases, refranes, cuentos o un recitado campero. Pero, encuentro que las palabras son material limitado para enaltecer a este hombre que cada minuto de su vida la dedica a cuidar lo que somos, a mostrar el arte nativo y la cuyanía.
Los diputados de San Juan establecieron al 2 de noviembre de cada año que se celebra el "Día del Gaucho Cuyano”, coincidente con la fecha del natalicio de Vence y en homenaje al esfuerzo de aquel joven que caminando se allegaba desde su casa hasta la radio para hacer su programa, porque su consigna fue siempre que no debía haber motivo alguno que impidiera no difundir en el éter la transmisión del "Alero Huarpe”.
Hoy es escaso lo que hacemos para seguir su ejemplo. Falta saber más. Tener conciencia para no desechar lo nuestro por triste y aburrido, como dicen algunos. Desde lo educativo necesitamos que se profundice la investigación sobre nuestras raíces, saber los motivos que hacen que nuestra cueca cuyana se baile medio agachadito, de alpargatas y no a los saltos como la cueca chilena, aprender el motivo de la denominación de chulengo a los asadores hechos con tachos. Nos hace falta aprender tanto de nosotros mismos que si comenzamos ya es posible que visualicemos la tremenda labor que durante más de cinco década ha realizó don Jorge Darío Vence.
Por Osvaldo Olmo Gómez – Profesor
