A pesar de que ya había algunos indicios que presagiaban la posición asumida finalmente por la Argentina en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), al tratar el tema de la condena a Venezuela por violaciones a los Derechos Humanos, hasta último momento se especuló con la posibilidad de que el gobierno de Alberto Fernández no apoyaría el documento presentado por la Alta Comisionada de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet, en un intento por seguir siendo consecuente con la política exterior de los gobiernos justicialista, de Néstor y Cristina Kirchner en favor del gobierno venezolano. Pero finalmente el voto argentino en la asamblea de la ONU, realizada el martes último en Ginebra, fue favorable a la resolución de Bachelet que, entre otras cosas, también propone que se extienda el mandato por dos años de la misión de expertos de la ONU que está investigando los crímenes de lesa humanidad del gobierno de Nicolás Maduro.
Para encontrar una explicación de lo ocurrido, hay que tener en cuenta que Argentina desde hace un tiempo acompaña todas las decisiones en materia de derechos humanos de la ONU, porque reconoce en el organismo internacional la autoridad que quedó plasmada desde que apoyó y colaboró con el enjuiciamiento de las Juntas Militares.
Por otra parte hay que aclarar que la oposición de Argentina a Venezuela no es total ya que hay algunos aspectos en los que nuestro país va a seguir apoyando al régimen de Maduro. La Argentina está en contra del bloqueo económico dispuesto por EEUU y a favor de la realización de elecciones libres y transparentes sin la exclusión de Maduro, un aspecto muy cuestionado por la comunidad internacional, con el que se pretende promover una salida democrática con la participación de todas las instituciones venezolanas. Ante este panorama, dirigentes como Roberto Lavagna se mostraron conforme con la postura argentina y dijo que nuestro país debe estar entre los que aboguen por evitar autoritarismos y populismos.
La posición asumida por la Argentina más allá de sorprender a muchos, generó reacciones en el gobierno venezolano que tuvieron repercusión en el seno del gobierno de Fernández. Presiones políticas al canciller Felipe Solá y la renuncia de la embajadora en Rusia, Alicia Castro, fueron algunas de las repercusiones apenas se conoció que Argentina votaría a favor de la ONU. Todo esto habla a las claras de que Maduro esperaba una actitud diferente de un aliado histórico.
