Gabriel Flores, Alexis Paez y Leonardo Otarola, conocieron a Alberto Zapata desde niños. Vecinos, amigos y hasta compañeros de la escuela, compartieron sus vivencias con el Wey. "Era así como lo veías, con mucha alegría, mucha energía, como deportista un 10 y como persona mucho más. Fue una noticia impactante para todos", comentó Flores quien dice que justo lo había visto la semana pasada. Es que el piloto estaba viajando mucho por las competencias y por Whatsapp, antes del accidente que se cobró la vida, habían estado organizando un asado para cuando él retornara a San Juan. "En la escuela llegaba Alberto y era la alegría del curso, tenía una locura particular. Todas las profesoras se acordaban de Albertito, porque llegaba y las abrazaba, las hacía reír. Toda la vida fue igual pero después del accidente empezó a potenciar eso interno que tenía. Ese era el Wey, el diferente", comentaron.
El dolor de los amigos de la infancia
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