Lo que pareció un accidente sin importancia hoy es una desgracia para una familia de Rivadavia. Alan González, un nene de 9 años, cayó sentado sobre un palo mientras jugaba con sus compañeros de la escuela, y se rompió los intestinos. El niño estuvo internado semanas hasta que logró recuperarse, pero tras la última operación de hace unos días, tras la cual se esperaba que su vida volviera a la normalidad, su estado se complicó y ahora está grave. Sus papás, Melina y Sebastián, dijeron que esperan un milagro, pues los médicos les dieron pocas chances de que el niño se recupere.
El accidente de Alan sucedió a principio de junio, pero salió a la luz ayer, cuando las cadenas de oraciones empezaron a viralizarse. El niño y sus compañeros de la escuela Malvinas Argentinas, de Rivadavia, estaban practicando el acto de promesa de Lealtad a la Bandera. Los docentes habían separado los circuitos de los chicos con tachos con palos. Luego del ensayo, los niños tuvieron un rato para jugar y fue ahí que empezaron a saltar por encima de los palos. En medio del juego Alan tuvo el accidente. Al principio sus papás creían que el golpe no había sido tan grave pero igual decidieron consultar a un médico porque vieron que el nene se había manchado su ropa y se quejaba de dolor. "Apenas salimos de la escuela nos vinimos para acá -el nene permanece en el Cimyn- y cuando los médicos lo revisaron constaron que tenía lastimado el intestino y nos dijeron que iba directo a cirugía, porque estaba con un cuadro de peritonitis. Se había derramado el líquido de los intestinos. Fue todo muy rápido, no pensamos que era tan grave", dijo la mamá que no pudo contener las lágrimas al contar cómo fue el accidente.
De inmediato Alan ingresó al quirófano. Aguantó durante 5 horas una dura operación que incluyó desde limpieza de los órganos hasta un colostomía (la colocación una bolsa para desechar la materia fecal). Estuvo en Terapia Intensiva, pero batalló hasta recuperarse.
Luego de 20 días internado fue dado de alta y volvió a su rutina y hasta logró hacer la promesa a la Bandera, algo que él anhelaba. "Estuvimos en casa cerca de un mes y medio. No podía jugar al fútbol por sus cuidados, pero estaba bien y feliz", agregó Melina.
Alan volvió a entrar al quirófano el sábado pasado. Pero cuando salió de la cirugía y todo parecía que iba viento en popa, volvió el drama. "Cuando salió de la operación lo pasaron a una sala común porque estaba bien. Lo único que tenía era vómito, pero nos dijeron que era normal por lo que había tocado su estómago y por la anestesia", agregó Melina.
El niño convulsionó dos veces y estaba muy nervioso. Entonces decidieron ingresarlo a Terapia Intensiva. Según su mamá, ahí tuvo un paro cardíaco y convulsionó durante diez minutos. Fue cuando decidieron sedarlo y entubarlo. "Al otro día -por el domingo- nos dijeron que le sacaban la sedación e iban a esperar que despertara, pero todavía no despierta. Dijeron que tiene un edema cerebral, parece que tuvo pequeños infartos y que tiene partes del cerebro que ya no sirven más", agregó.
"Mi flaco es un luchador. Estamos esperando un milagro para llevarlo a casa otra vez".
SEBASTIÁN GONZÁLEZ Papá de Alan
Según los papás, los médicos les dijeron que todo puede haber sido desencadenado por un cuadro de estrés producto de la previa de la operación, la fuerza del vómito y los nervios. "Eso puede haberle despertado un cuadro de epilepsia", agregó Melina.
"Esperamos un milagro. Anoche nos informaron que tuvo un pequeño reflejo en la rodilla, pero después no volvió a tener ningún otro avance. Piden que no nos ilusionemos con que se va a despertar, puede que haya células de su cerebro que sigan muriendo y que lo lleven un duro final o que sufra un paro. Si Dios me hace el milagro de salvar a mi hijo, a todo el mundo le voy a contar que fue gracias a él", concluyó y pidió más oraciones.