"Va a ser uno de los partidos más fáciles para nosotros". La frase pertenece a Zlatko Dalic, el entrenador de Croacia, quien a su manera predijo lo que finalmente terminó pasando: Argentina fue un rival por demás accesible para un equipo que ya viene formado desde hace tiempo y que, como si fuera poco, cuenta con figuras de primer nivel mundial como Iván Rakitic, Luka Modric, Mario Mandzukic, entre otros.
La Selección conducida (no sabemos hasta cuándo) por Jorge Sampaoli salió a la cancha con esquema y nombres diferentes respecto del pobre empate ante Islandia. En el primer tiempo intentó alguna que otra jugada pero sin claridad, sin ideas y, por ende, con peligro escaso para Croacia. Esta vez ni Messi pudo comandar un equipo chato que fue agonizando con el correr de los minutos y terminó sepultado con el escandaloso error de Caballero, el arquero predilecto del entrenador casildense.
Un fallo que significó quedar prácticamente afuera del Mundial, que le dio más energía a los europeos y que sin dudas reforzó la teoría de Dalic en que iba a ser un partido fácil para ellos. Después no hubo reacción alguna y llegaron los goles de Modric y Rakitic que dejaron completamente al desnudo las falencias albicelestes: errores defensivos, falta de ideas, carencia de un sistema de juego definido por más que se juegue con 4 delanteros (en cancha terminaron Messi, Dybala, Higuaín y Pavón) y una impotencia terrible que llevó a varios cruces en el final del partido.
Una imagen lamentable pero real. Esta es la verdadera Selección de Jorge Sampaoli. La que no juega absolutamente a nada y la que arranca con errores desde el arco, continúa con dudas en la defensa, sigue con incapacidad en el mediocampo y finaliza con ineficacia en la delantera. Sin dudas, un equipo accesible fácil para Croacia, que hasta logró cerrarle todos los espacios a un Messi desaparecido. Dalic tuvo razón y lo predijo: Argentina es verdaderamente una Selección accesible para cualquier rival, mucho más cuando es ordenado y no perdona.