
La propaganda, la tarjeta de presentación que por su calidad y producción hizo del Estado Islámico (EI) un grupo terrorista diferente parece haber caído en la misma decadencia en que se ha sumido la organización, que hace menos de un mes perdió a su líder Abu Bakr al Bagdadi.
De África a Asia, las filiales territoriales del EI han rendido pleitesía al nuevo y desconocido califa, Abu Ibrahim al Qurashi, del que sólo se ha revelado su nombre pero no su aspecto, y han difundido imágenes de sus juramentos en las redes sociales afines a los extremistas con más o menos bombo.
En algunos casos, aparecen tan sólo un puñado de combatientes, no siempre ataviados con uniforme militar sino con sudaderas o abrigos y sin más armamento que unos obsoletos fusiles AK-47 o Kalashnikov.
Una de las pocas filiales que ha difundido un vídeo y no sólo fotografías para demostrar su fidelidad a Al Qurashi es la de Tayikistán, pero en la cinta, de poca calidad, aparecen seis integrantes con pasamontañas y vestidos de negro, en una habitación sin decorado.
La primera en hacerlo fue Wilayat Sina, la rama egipcia del EI con base en el norte de la península del Sinaí, una de las que permanece más activas fuera de Siria e Irak y que reivindica ataques contra los uniformados egipcios casi a diario, aunque el último gran atentado contra civiles que se atribuyó fue hace dos años.
La pobre factura que se hace más evidente ahora con estos juramentos no es una cosa que haya comenzado con la muerte de Al Bagdadi, sino más bien es síntoma de los últimos dos años de pérdida de influencia y territorio de la organización.
El "factor técnico" en la propaganda del EI "tenía una factura y un peso" que probablemente "ha desaparecido", señala Sergio Altuna, investigador asociado del programa de terrorismo global del Real Instituto Elcano.
Recuerda que los juramentos de lealtad a Al Bagdadi se hacían "bajo varias premisas que ahora no se cumplen: el califa tenía una cara y la organización, al menos en lo mediático, manejaba sin problemas los tiempos".
"Ahora mismo la estrategia que observamos parece simplemente orientada a no dejar un vacío que permita explotar sus debilidades, publicar tantas escenas de juramento como sea posible, intentar que todo parezca como siempre", agrega.
Si bien "el discurso pretende ser el mismo", dice Altuna, "la realidad discursiva y su contexto sin embargo han cambiado y poco tienen que ver, en lo esencial, con el momento de apogeo de la organización terrorista", que perdió sus dominios territoriales en Siria y en Irak entre finales de 2017 y principios de 2019.
Michael Krona, profesor asistente en la Universidad de Malmo (Suecia) y autor del libro "The Media World of ISIS", explica que la frecuencia de producción y distribución de material propagandístico ha disminuido desde hace un par de años.
Solo se salvan el periódico regular Al Naba y los boletines de noticias diarios a través de la radio Al Bayan, los únicos que se distribuyen ahora después de que su folleto Al Dabiq desapareciera.
Las "wilayas" (divisiones territoriales) africanas y asiáticas producen vídeos de baja calidad y ‘amateur", una tendencia que ahora también se puede ver en los vídeos de Irak y Siria, donde el EI estableció su "califato" en 2014, según el experto.
Por Isaac J. Martín y Francesca Cicardi
Agencia EFE
