Un testimonio estremecedor fue oído por todos los que estuvieron hoy presentes en el juicio que se desarrolla contra el guardavidas Juan Simón Molina Díaz (34) por la muerte de Santiago Furlotti (3). Es el que brindó una psicóloga que estuvo en el Camping del Foro de Abogados el día de la tragedia, no sólo como espectadora, sino como la persona que se encargó de contener a Rosa Núñez, la madre del pequeño, mientras lo reanimaban.

La mujer de 47 años (se reserva su identidad) dijo que ese 12 de diciembre del año pasado asistió al camping junto a sus tres hijos: un adolescente de 15 años y dos chicas de 19 y 21 que habían llevado a sus novios. Llegaron a eso de las 16.30 y se acomodaron junto a la mesa de una hermana de la psicóloga que también había concurrido al predio.

La psicóloga dijo que todo marchaba con normalidad hasta que en un momento una de sus sobrinas llegó corriendo y le avisó a su madre que "parece que hay un niño que se ha ahogado". "Nos llamó mucho lo que nos estaba diciendo… miramos y vemos que estaban reanimando a un niño. Yo inmediatamente me paro y le digo al novio de mi hija ‘llamá ya a la ambulancia’. Yo me acerqué a la pileta, me quedé en las escaleras y empecé a pedir a unos niños que se habían acercado que por favor salieran de la pileta, que se quedaran afuera", relató.

Luego contó que había un grupo de personas a quienes les preguntó si sabían dónde estaban los papás del nene al que estaban reanimando, pero dijo que no le contestaron. "Nos quedamos mirando, callados. Al rato vuelvo a insistir: ‘¿los papás dónde están? Tienen que saberlo… ¿ustedes los conocen?’ Pero ninguna de esas personas me supo contestar".

La testigo, que fue ofrecida por la defensa del guardavidas, manifestó que después de eso volvió a su mesa con su familia y que allí le avisaron que una de sus sobrinas había sido quien había visto a Santiago en el fondo del agua y quien había avisado al bañero. "Me pongo, la contengo, le pregunto qué había pasado, le digo que se tranquilice. En eso empiezo a sentir a alguien que gritaba muchísimo, me asusto, miro para atrás y veo a una mujer que venía corriendo. Gritaba mucho", confió.

Molina Díaz (derecha) escucha atentamente el relato de una testigo.

La psicóloga comentó que la madre de la víctima intentó cruzar la pileta por un sector por el que no pudo hacerlo porque había rejas. Entonces corrió por el perímetro del natatorio con intenciones de llegar hasta su hijo pero en ese momento fue interceptada por un hombre. "Ahí ella se cae al piso, se desvanece. Yo me acerco, la tomo del brazo y me tiro también al suelo. Ella lloraba, en un momento me abraza y yo también la abrazo y le pregunto cómo se llama. Me dice que se llama Rosa, y yo le digo: ‘Rosa, yo voy a estar acá, ni nombre es *****, yo soy psicóloga y te voy a acompañar. Quedate tranquila que yo voy a estar con vos, todo va a estar bien’. Ella seguía llorando mucho y en varias oportunidades atinaba a tirarse al suelo y pegarse contra el piso, yo trataba de sostenerla", reveló.

Hasta ese momento la ambulancia no había llegado y eso impacientaba aún más a Núñez, que "seguía llorando, gritaba, pedía ayuda, decía que no sabía cómo iba a seguir. En ese momento me manifiesta: ‘¡yo tengo la culpa, yo tengo la culpa!’. Le dije ‘no te culpes’, pero decía ‘tengo la culpa por no haber estado con él acá, por haber permitido que pase esto, si yo hubiera estado esto no hubiese sucedido’. Yo le decía que no pensara en eso".

La psicóloga, siempre intentando calmarla, le preguntó si creía en Dios y como la respuesta fue afirmativa se pusieron a rezar juntas. "Pero a mitad del rezo me dice ‘no puedo, no puedo seguir rezando’. La seguí abrazando, ella se paraba. Yo estaba de espaldas al chico y ella miraba y me iba relatando lo que iba sucediendo. Me decía ‘mirá, no responde’". La profesional contó que Núñez le sugirió la posibilidad de cargar a Santiago en su auto para llevarlo a al hospital "porque había pasado mucho tiempo y la ambulancia no llegaba". Pero la médica encargada de las revisaciones médicas, que se encontraba junto al guardavidas practicando RCP al nene, les dijo que no "porque al niño no se lo podía mover".

"Para mí pasó como media hora, realmente la ambulancia se demoró muchísimo"

"Pedimos una silla pero no se quería sentar, caminaba, lloraba, gritaba. Conseguimos convencerla para que fuéramos y nos sentáramos a un banquito", siguió. Pero admitió no fue buena idea porque desde ese lugar "se veía todo". "Se puso peor, nos paramos y en eso llegó la ambulancia que cargó al chico", completó.

Rosa -siempre según el relato de la testigo- quiso tomar su auto para ir al hospital pero ella le dijo que no podía hacerlo y que pidiera a alguien que la llevara. En ese momento de desesperación le dejó las llaves de su auto y se fue en otro vehículo.

Las palabras de la psicóloga fueron las últimas que se recolectaron durante el debate. Antes había hablado su hermana, una nutricionista que había estado también en el camping y que dijo que "llegué a pensar que eran chicos del barrio que habían ido sin sus padres", en referencia a los hermanitos Furlotti, a quienes había visto solos en la zona de la pileta. "Esa noche no pudimos dormir", señaló, quebrada.

Durante la jornada también se agregó a la causa el testimonio vía Cámara Gesell de un nene de 13 años, hijo de la nutricionista, que aportó que no vio ingresar a Santiago por la puerta del natatorio, según los defensores del guardavidas.

Consejos. El imputado habla con uno de sus abogados, Leonardo Villalba. También la asiste Carla Manini.

Molina Díaz es enjuiciado por el delito de homicido culposo, en un debate presidido por el juez Alberto Caballero. Carla Manini y Leonardo Villalba, abogados del imputado, buscan la absolución de su cliente porque entienden que la muerte del menor no fue responsabilidad suya. Mientras que los querellantes Marcelo Fernández y Franco Montes anticiparon que pretenden que el acusado reciba una condena de 4 años de prisión efectiva y que sea inhabilitado por 8 años para ejercer como bañero. En tanto, el fiscal coordinador de la UFI Delitos Especiales Adrián Riveros también busca que el imputado sea condenado, pero a 3 años de prisión de ejecución condicional (sin encierro).

Para el viernes están previstos los alegatos de clausura y ese mismo día por primera vez declararía el guardavidas.

La tragedia de Santiago Furlotti ocurrió el 12 de diciembre del año pasado, en horas de la siesta. Fue trasladado con vida al Hospital Rawson pero murió dos días después. Sus órganos fueron donados.