En el mano a mano entre casualidad o causalidad, la familia se inclina por la segunda: relación o vinculación entre una causa y su efecto o resultado de una cosa, según el diccionario. Dicen que no les quedan dudas: para ellos, la trágica muerte del hombre que tuvo al lado 51 años le llegó al alma. Y de esa manera influyó desencadenando su propio final.
A menos de 24 horas de la tragedia del anciano jachallero que fue atropellado por un auto que era conducido por un policía, en la madrugada de ayer falleció su esposa, a quien iba a visitar al hospital cuando ocurrió la desgracia. Y entre los familiares ayer se estableció una especie de idea en común, pues coincidieron en que para ellos existió una especie de “conexión” que echó los destinos de ambos casi de manera sincrónica. “Es increíble lo del destino, para nosotros esto ya estaba como programado, como previsto que partieran casi juntos”, dijo ayer a DIARIO DE CUYO Carolina Tejada, nuera de la pareja.
Juana Rosa Hernández (81) estaba internada en el Hospital San Roque desde hacía poco más de dos meses, producto de una fractura en la cadera. Lamentablemente su cuadro se había agravado por un virus intrahospitalario, pero ella estaba firme en la recuperación. Y una verdadera motivación para seguir luchando sin dudas era Agustín Cruz Luna (82), con quien estaba casada desde hacía 51 años y quien todos los días iba a visitarla al centro de salud.
Sin embargo, ese gesto que ya se había vuelto una cuestión de rutina terminó de manera trágica, cuando a eso de las 7 del último miércoles Agustín fue arrollado por el Chevrolet Aveo que guiaba el agente Miguel Saavedra (27, quedó detenido y fue sumariado), quien iba acompañado por tres sujetos.
“Él estaba sanito, causó mucho dolor lo que le pasó”, señaló Tejada. La angustia rápidamente se trasladó a toda la familia, pero a Juana no quisieron avisarle por miedo a que su reacción complicara aún más su salud. Sin embargo, la señora perdió la vida a las 4.10 de ayer, 21 horas después de la partida de su marido, con quien tuvo 5 hijos (uno ya fallecido).
En el entorno de la pareja de abuelitos creen que existió algo “espiritual, como ella supo lo que pasó y se fue con él”, indicaron.
Ambos vivían en el barrio Cauquenes I, donde todos ayer estaban consternados por la doble partida en tan pocas horas.