Muchas veces nos preguntamos cuáles son las principales causas de los constantes aumentos de precios. Entonces se nos dice que la inflación es multicausal, es decir que no se explica por una sola variable. Ante esta situación, los expertos en economía siguen intentando distintos diagnósticos en busca de identificar las causas que la provocan a fin de sugerir qué medidas adoptar para controlarla, algo que nuestro país, hasta ahora, no se está consiguiendo generando desconcierto y malestar en medio de una situación que se hace insostenible especialmente para los sectores más carecientes de la sociedad.
Entre las variables que generalmente se analizan para determinar si son causantes de inflación están los salarios, la emisión monetaria, el déficit fiscal, el crecimiento económico, el tipo de cambio y los precios internacionales. Cada una de ellas tiene incidencia en el tema, pero en ocasiones no alcanzan a ser determinantes por sí solas y es cuando los diagnósticos se complican.

* Salarios. Uno de los típicos argumentos para explicar la inflación es señalar que si el salario aumenta más rápido que la productividad de la economía provoca una presión sobre la oferta de productos y servicios y en consiguiente un aumento de precios.
* Emisión monetaria. Otra explicación habitual aduce que el problema es la emisión monetaria, consecuencia del déficit fiscal. De acuerdo con esta perspectiva, la emisión no se realiza acorde al aumento de la productividad de la economía y ello impacta en el nivel general de los precios. Es decir que si el Banco Central pone más dinero en los bolsillos, se ejerce presión sobre la demanda y se convalida la inflación.
* Déficit fiscal. Otro argumento señala que la causa de la inflación debe buscarse en el déficit fiscal. Es decir que el Estado gasta más de lo que recauda, y especialmente lo hace en políticas sociales.
* Crecimiento económico. En algunas oportunidades, el ritmo inflacionario aumenta al producirse un crecimiento sistemático del PBI, que reduce la tasa de desocupación y hace aumentar los ingresos de las y los trabajadores. Ello se traduce en un aumento de la capacidad de compra de los hogares, lo cual presiona sobre la oferta de productos y servicios y genera aumentos de precios.
* Tipo de cambio. En varios períodos de la historia argentina, la inflación ha mostrado una estrecha relación con la variación del tipo de cambio. Es decir, la devaluación del peso argentino suele trasladarse a los precios.
* Precios internacionales. Otra explicación se vincula con el alza de los precios internacionales de los principales productos de exportación de la economía argentina, que coinciden con los productos que componen directa o indirectamente la canasta básica local. Según esta perspectiva, una aceleración de los commodities impacta sobre los precios internos. Es decir, si sube el precio internacional de la carne, este se traslada a un aumento en los precios locales, lo que reduce el poder adquisitivo de los consumidores.
CÍRCULO VICIOSO
Teniendo en cuenta cada uno de estos factores llegamos a considerar que el mecanismo de propagación de la inflación puede volverse un círculo vicioso donde participan cuestiones subjetivas, como expectativas sobre precios futuros, nivel de reservas o la ocurrencia de una próxima devaluación y niveles esperados de rentabilidad, que llevan a que el fenómeno persista y se convierta en un componente estructural del funcionamiento del sistema económico.
Además, en el caso argentino existe una asentada memoria inflacionaria. En este contexto, la estructura de precios relativos pierde eficacia y su deterioro afecta la posibilidad de un rápido reencauzamiento de la situación. Sin embargo, es muy difícil estimar cuantitativamente el impacto de las expectativas en la inflación actual.
El desafío es entender cómo juega cada una de las explicaciones analizadas y cómo se relacionan entre sí y con la puja distributiva.
Expertos en economía señalan que es necesario apelar a una estrategia mixta de combinación de herramientas consistentes entre sí. Desde la macroeconomía, al combinar políticas monetarias, cambiarias y fiscales, como así también a medidas que se puedan aplicar en la economía doméstica o minorista.
En consecuencia, se requiere de habilidad política y capacidad para construir consensos que den sustento a las decisiones que se tomen.
Por Alfredo Correa
DIARIO DE CUYO
Fuente: Datos Indec e IPC.
