El magnate y particularísimo presidente de EEUU, Donald Trump, marcará en su calendario personal el 2020 como un año nefasto. Arrancó con una maniobra suya que casi provoca una nueva guerra mundial, siguió con un juicio político que lo cuestionó ante la opinión pública (pese a que el Congreso lo absolvió de todos los cargos), luego se contagió de coronavirus y, cuando salió a festejar que se había recuperado, perdió las elecciones y se enteró de que deberá dejar la Casa Blanca el próximo 20 de enero.
La figura del millonario de 74 años siempre fue provocadora. Fue ese estilo, más el efecto del +voto bronca+ norteamericano, lo que lo había ubicado en la cima del poder político en las presidenciales de 2016, algo impensado en la mayoría de los contextos. Pero fue en 2020 cuando las crisis se le fueron de las manos y terminaron horadando, de forma irreversible, su posicionamiento ante el electorado.
Con el desgaste que le acarreaban sus múltiples frentes de conflicto, con Irán por el manejo nuclear, con China por las tasas de comercio, con varios países de Europa por el Acuerdo de París (que establece normas ambientales para los Estados y sus industrias), en enero ordenó un ataque con drones que terminó asesinando al jefe militar iraní Qassem Soleimani cerca del aeropuerto de Bagdad. Hubo promesas de contraataque feroz y el mundo estuvo apretando los dientes por una guerra sin cuartel entre Oriente y Occidente, algo que afortunadamente terminó enfriándose.
A los pocos días se inició el juicio en su contra, acusándolo de aprovechar espionajes en Rusia para su campaña electoral. Terminó absuelto. Pero no tuvo tiempo de celebrar: el coronavirus llegó a EEUU, pese a su postura negacionista. Su reacción fue romper relaciones con la ONU y recomendar todo el tiempo que no hubiera aislamiento ni ninguna de las medidas que tomaba el mundo para protegerse. Él mismo terminó contagiado, pero la infección le duró muy poco.
Sin embargo, al mayor (y definitivo) disgusto lo tuvo en noviembre, cuando su proyecto de reelección presidencial fue destrozado con la victoria electoral del demócrata Joe Biden. Muy a lo Trump, el actual presidente decidió no reconocer su derrota, denunciar fraude (en su propia administración), iniciar un arsenal de movidas legales y terminar ordenándoles a sus funcionarios republicanos que hicieran todo lo posible para obstaculizar la transición. Igual, las cartas ya están echadas. Biden asumirá la Presidencia de EEUU dentro de 20 días en el Capitolio, signando así el fin de una era confrontativa y rimbombante en la política norteamericana.
26 de enero
Kobe Bryant, máxima estrella de la NBA, muere cuando se estrella el helicóptero en el que viajaba. En el siniestro también pierden la vida su hija Gianna, de 13 años y otras siete personas. El hecho generó una conmoción a nivel mundial por lo que representaba la megaestrella de los Lakers en el básquetbol de primerísima línea.
25 de mayo
Cuatro policías de Minesota (EEUU) arrestan al ciudadano negro George Floyd y uno de ellos lo sujeta contra el piso, apretándole la garganta con la rodilla durante casi 9 minutos mientras el hombre clama +no puedo respirar+, hasta que finalmente muere asfixiado por esa acción. El hecho generó manifestaciones y estallidos sociales.
4 de agosto
Dos explosiones seguidas en el puerto de Beirut (Líbano) generan una onda expansiva de más de 10 km, equivalente a un terremoto de 4,5 de magnitud, y dejan más de 200 muertos y 6.500 heridos. Fue por un incendio en un depósito de sustancias químicas (nitrato de sodio y ácido nítrico, entre otras) que habían sido confiscadas.