Hay gente que se va y a uno le queda la duda, sobre si se cerró un capítulo o si se abre otro, definitivamente. Lo cierto es que no pueden pasar desapercibidas ciertas partidas. Seres con los que compartimos un tiempo o habitamos espacios comunes, por ejemplo un trabajo, un barrio, un club, un gusto por cierto tipo de arte, en fin. Miguel Angel Peña, el "Flaco” Peña, acaba de irse, y me provoca estas reflexiones, rebosantes de aroma a gramilla, tribunas, y una pelota de fútbol perforando distancias.

en la década de 1960
Los hinchas de Del Bono tenemos nuestro cofre secreto, donde ponemos a resguardo memorias que serán imborrables. En la década de 1960 tuvimos un trío de ataque que hoy recuerdan aún aquellos que no son de la Esquina Colorada, y que suenan como una musiquita, agradable a los oídos y el corazón: Villalba, Peña y Muñoz. Son de convocatoria seguida en las tertulias que armamos cada tanto, para pasarle el plumero a una época que atravesó nuestros años jóvenes. Ese trío es una postal de la "Esquina”, y pervive con la fuerza indestructible de los mitos, de lo que ya nunca dejará de ser.
Cuando Peña apareció por Del Bono, a fines de la década de 1950, yo estaba recién comprometiéndome con este sentimiento que no se me iría más. Vino desde Pocito y encajó a la perfección en esa delantera que ya venía dando que hablar. Una nota muy clásica de aquellos años en "La Morisqueta”, que firmaba "Ojo en tinta”, celebró con ocurrentes versos que hoy no recuerdo, la aparición de este jugador llamado a ocupar un lugar destacado en nuestro fútbol. Porque movilizó el interés del periodismo y las hinchadas. Fue el eslabón que faltaba en aquel ataque y armaron una trilogía traducida en gambetas, pases al vacío, paredes y goles, que los llevó a ese lugar inamovible por aquellos lares de las antiguas San Miguel y Cereceto.
Es de noche ya. Me he propuesto salir a buscarlos. Los encuentro. De corto, con la vieja camiseta "bodeguera”. Atormentando la defensa de turno. Estamos en la cancha de San Martín y se jugaba la final por el ascenso a primera contra Marquesado. Era el año 1960 y la cancha estaba llena. Se había hablado mucho de esos equipos, que habían brillado en la "B”, y con algunos jugadores que eran emblemáticos. De pronto, se me patentiza aquella jugada la del 1 a 0 definitivo, que nos daría la vuelta a primera. Una pelota viene desde la derecha, Peña está de frente al arco, en el punto del penal, pero en un instante de iluminación, el "Flaco” abre las piernas, la deja pasar y el "Cartero” González la manda al fondo de las piolas. Gol y campeonato.
La noche sigue y yo, contento de haberlos encontrado, de haber visto de nuevo aquel gol, creo haber cumplido con Miguel Peña, porque fue la jugada que más le recuerdo. Mi paseo nocturno me lleva sobre la cancha de Del Bono, la actual. No hay nadie. Las tribunas duermen, las redes descansan, las pelotas ocupan un lugar en el armario y yo me digo que el sueño ha terminado. "Flaco” Peña, seguí tu partido allí donde te encuentres, tirando paredes angeladas con Villalba y el "Zurdo” Muñoz. Para que nosotros, todavía en el mundo de los mortales, podamos seguir diciendo, agradecidos, qué lindo, pero ¡qué lindo fue todo aquello!
Por Orlando Navarro – Periodista
