La transmisión televisiva gratuita de los encuentros del torneo superior del fútbol argentino, para todo el país, ha sido una herramienta política hasta 2015, cuando el gobierno anterior dio de baja definitivamente al contrato del Gobierno nacional con la AFA por ser insostenible financieramente para el Estado frente a otros gastos sociales y el perfil propagandístico de relatores y comentaristas militantes en la Televisión Pública.
Todo indicaba que el desborde de populismo usufructuando el marco del más popular de los deportes quedaría lejos de las prioridades de una gestión acosada por graves problemas sociales y económicos, además de la crisis sanitaria. Pero el 25 de febrero de 2021 el presidente Alberto Fernández anunció por Twitter el regreso del Fútbol para Todos con el nombre de "Fútbol ATP", con la transmisión de dos partidos por fecha de la Liga Profesional y del campeonato de Primera División.
Casi un año después, el 20 de este mes, el senador Oscar Parrilli, mano derecha de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, presentó un proyecto para la transmisión del fútbol por la televisión abierta con el argumento de poner en vigencia el artículo 77 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (ley de medios) que establece que pueden ser declarados de interés cultural determinados eventos deportivos.
Si Parrilli ha logrado la firma de los legisladores del Frente de Todos, no hay dudas de que Cristina está detrás de la iniciativa que durante su gobierno le costó al erario 120 millones de dólares durante el período kirchnerista. Otro brazo ejecutor es La Cámpora que suma expectativa demagógica, caso de la titular del PAMI Luana Volnovichi, que prometió una pantalla gigante en cada centro de jubilados del país y abono gratis para ver fútbol.
Frente a los apremios del país el camino elegido para restablecer estas transmisiones culturales gratuitas a través del Congreso y por ello falta mucho todavía para el tratamiento legislativo, con larga negociación en virtud de la nueva integración de ambas cámaras, donde el quórum será clave en las decisiones, es de esperar una reflexión.
Lo importante es que se fijen prioridades, nadie puede estar en contra de la recreación que implica un espectáculo popular masivo, pero es la coyuntura argentina la que debe imponerse en esta emergencia de extrema pobreza, déficit fiscal histórico y grandes necesidades básicas insatisfechas. Y desmantelar una estrategia electoral.
