Cuando el presidente Trump y los líderes de China, Rusia, Alemania y otras de las principales economías del mundo se reúnan mañana en la cumbre del G-20, pasarán parte de su tiempo hablando sobre un tema que será crucial en los próximos años: el futuro del trabajo.

 

 

En un futuro no muy lejano está previsto que se perderán decenas de millones de empleos, por el creciente uso de robots y otras máquinas inteligentes.

Está claro que, a pesar de que este será el tema oficial de esta reunión, probablemente no será el que genere más titulares. La atención mundial se va a concentrar en la reunión entre Trump y el presidente Chino Xi Jinping, y si logran evitar una guerra comercial entre Estados Unidos y China.

Pero la cumbre del G-20 dedicará una de sus cuatro sesiones para hablar sobre la disrupción que se viene en el mercado laboral mundial. Es probable que se pierdan decenas de millones de empleos, y que los salarios en todo el mundo sigan deprimidos, por el creciente uso de robots, algoritmos y otras máquinas inteligentes.

La semana pasada, la agencia de noticias oficial china Xinhua anunció el debut del primer presentador de noticias de televisión robótico. A diferencia de un presentador humano, el robot tiene la ventaja de trabajar tres turnos seguidos, y no se toma vacaciones.

A principios de este año, los trabajadores de los hoteles en Las Vegas amenazaron con ir a huelga, entre otras cosas, por el creciente uso de camareros y barman robóticos. Los robots ya están llevando desayunos a las habitaciones de los huéspedes, y los barman robóticos preparan bebidas para los clientes de los casinos.

El presidente argentino Mauricio Macri, quien presidirá la cumbre del G-20 en su calidad de líder del país anfitrión, me dijo en una reciente entrevista que colocó el futuro de los trabajos como tema central del G-20 porque es un tema que afectará a todos los países, independientemente de sus niveles de desarrollo.

Según documentos preparatorios de la cumbre del G-20, aunque la tecnología creará nuevos empleos, habrá un "impacto en la desigualdad dentro y entre los países". Los trabajadores poco calificados tendrán más dificultades para reinventarse como analistas de datos que los ingenieros u otros trabajadores altamente calificados.

Los documentos preliminares de la cumbre proponen, entre otras cosas, que los países faciliten a los trabajadores independientes llevar sus beneficios sociales de un trabajo a otro, e incluso de un país a otro. A medida que cada vez más personas trabajan en empleos independientes, la prioridad debería ser proteger a las personas, más que a los empleos, dicen los redactores del documento.

Además, los documentos preliminares de la cumbre dicen que "los países también deben asegurarse de que existan impuestos adecuados a la economía digital". Varios países europeos dicen que, a medida que el comercio electrónico y la economía digital son cada vez más dominantes, debería haber un impuesto sobre las ventas de bienes y servicios digitales. Estados Unidos, la sede de las principales empresas tecnológicas, se ha opuesto tradicionalmente a esta idea.

No importa qué decisiones se tomen sobre estas cuestiones, es hora de que los líderes mundiales comiencen a abordarlas. La aceleración tecnológica ya está eliminando muchos empleos y deprimiendo los salarios de otros.

 

 

Por Andrés Oppenheimer
Columnista de The Miami Herald y nuevo Herald, Miami, EEUU.