Desde hace 12 años, las postulantes que quieran sumarse a la congregación de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, fundada por la beata Madre Catalina Rodríguez, dan sí o sí sus primeros pasos en San Juan. Al menos estarán cuatro años acá, antes de trasladarse a Córdoba, donde continuarán con su formación.
Actualmente hay tres postulantes en la comunidad, quienes comenzaron hace 2 meses. La cordobesa Florencia Longo, la tucumana radicada en Córdoba Lourdes Olivera y Gabriela Molina, de la localidad cordobesa Cura Brochero.
Las tres aprendices coinciden que se sienten muy cómodas por la hospitalidad que recibieron en este tiempo y la vicaria de la comunidad, la chilena Andrea Rosas (la superiora Valeria González se encuentra de viaje en estos momentos), no duda en agregar que es una característica que apreció de San Juan desde que llegó, en el año 2010.
Las 3 postulantes y 5 monjas conforman la comunidad, entre las que se encuentra la sanjuanina María Teresa Carbajal, quien fue alumna del colegio desde sexto grado y en cuarto año de la secundaria tomó la decisión de formarse como Esclava, hace 55 años.
La tucumana Liliana Lang, coordinadora de Pastoral, es junto a Andrea, la generación intermedia y las postulantes. Alienta a las ‘chiquitas’, como las llama cariñosamente, a que cuenten los motivos de sus decisiones.
Gabriela y Lourdes coinciden que la relación que ya tenían con otras Esclavas hizo que solamente pensaran en sumarse a esta congregación, en tanto que Florencia -que había comenzado a estudiar odontología- fue en una charla con las Catalinas en Córdoba que vio que debía ingresar a las Esclavas.
Andrea recuerda la gran alegría que vivieron en cada paso que se fue dando para la beatificación de la fundadora. “Todo este tiempo fue un proceso de mucha oración, mucha espera y mucha esperanza. Y también de mucha fiesta al ver que se iban aprobando estos pasos. Con la ultima instancia, ya podemos dar por asegurado el sí de la iglesia. La madre Catalina es modelo de seguimiento a Jesús”.
Los elogios a la flamante beata se multiplican. Liliana afirma que “si bien lo primordial es salvar las almas, ella también quería salvar a las personas”.
María Teresa resalta su vocación de servicio. “Era una señora de la alta sociedad, prima de Derqui. Tenía muchos contactos y sin embargo ayudaba en los ejercicios de los jesuitas, lavando platos o cocinando como uno más”.
“Para nosotras es modelo como una madre, esposa y religiosa”, añade Andrea y todas asienten con una sonrisa espontánea.
Protagonistas
MARIA TERESA CARBAJAL – Hermana de la Comunidad
La Madre Catalina fue una adelantada a su época. Ella quería una vida religiosa activa, no contemplativa. Trabajó en equipo con su director espiritual, David Luque y con el padre José María Bustamante. Y en ese tiempo, ese concepto casi no existía.
LILIANA LANG – Coordinadora Pastoral
La Madre Catalina iba al revés de su tiempo. Las mujeres estaban al servicio de las señoras de la alta sociedad. Y se le ocurre que las señoras también pueden estar al servicio de las mujeres. Ella buscaba que todas tuvieran una formación sólidamente cristiana.
FLORENCIA LONGO -Postulante
Desde niña, cuando comencé a estudiar la vida de la Madre Catalina, sentí una gran admiración. Siempre demostró una gran perseverancia, siguiendo la voluntad de Dios. Tuvo que superar varias pruebas en el camino y en todas fue sobresaliente.