En el año 2003, la provincia de Chubut sancionó la Ley XVII N° 68 (ex Ley 5001), la cual prohibe la actividad minera a cielo abierto y el uso de cianuro, pero no otros químicos. Sin embargo, desde el 2016, el contexto de crisis en la mencionada provincia se progresó aún más en el impulso al proyecto denominado “Ampliación sustentable de la matriz productiva de Chubut” que busca “zonificar” la meseta central de la provincia para desarrollar la explotación minera.
La avanzada del proyecto de zonificación será el denominado “Proyecto Navidad” de la empresa transnacional canadiense Pan American Silver, un emprendimiento minero centrado en la extracción de plata, plomo y cobre a cielo abierto en los departamentos de Gastre y Telsen, en el centro norte de la provincia de Chubut. Esta iniciativa del gobierno provincial cuenta con el apoyo de varias cámaras empresariales, ONG y de algunas comunidades de la meseta central que ven en este proyecto una oportunidad de desarrollo para la zona. Sin embargo, también existen grandes grupos que se oponen al desarrollo de la gran minería en la provincia, basados en conceptos medioambientales.
El sí y el no a la mina como expresiones territoriales
El año 2003 fue clave en la lucha contra el capital minero transnacional, cuando la comunidad organizada de Esquel y por iniciativa popular rechazó el proyecto minero “El Desquite” que proyectaba la extracción de oro en cercanías a la localidad. Esta acción fue un fuerte revés para los proyectos mineros transnacionales y logró la no inclusión de la cordillera en el proyecto de zonificación minera de Chubut. Sin embargo, estas acciones no son homogéneas en todo el territorio chubutense ya que muchas comunidades de la meseta sostienen que la minería es la mejor oportunidad que pueden tener para desarrollarse, y rechazan que quienes no viven en la meseta opinen sobre su futuro.
La construcción política de las zonas de sacrificio
El término de “zonas de sacrificio”, es utilizado tanto en ámbitos académicos como en las asambleas ambientalistas, para referirse a aquellos territorios elegidos, por el sector público o privado, para realizar actividades extractivas de alto impacto. Generalmente son zonas de interés debido a sus recursos naturales, pero también son áreas poco habitadas, con escaso desarrollo productivo y con economías desarticuladas. Podríamos compararlo con la construcción del imaginario de “desierto” utilizado a fines del siglo XIX para expandir territorialmente al capitalismo en esos “espacios vacíos” a costa del genocidio de los pueblos originarios.}
Si se analiza en profundidad, estas “zonas de sacrificio” son construcciones políticas y culturales que surgen a partir de la falta o el fracaso de planificaciones de desarrollo local y la visión generalizada de la idea de que “allí no hay nada”. Esto se pone de manifiesto en una débil visión de “progreso” que sufren muchos habitantes de la meseta debido a la falta de oportunidades laborales o educativas, lo que generó que en los últimos 70 años varias generaciones hayan optado por migrar a las ciudades costeras y cordilleranas en busca de una mejor calidad de vida.
Población total de Departamentos de la meseta desde el año 1947 al 2020
La tabla da cuenta del proceso de despoblamiento, que es consecuencia del debilitamiento y la falta de innovación en las economías regionales de la meseta que desde fines del siglo XIX estuvo centrada en la ganadería ovina extensiva concentrada en muy pocas manos. Por otro lado, entre 1960 y 1970, se da un incremento demográfico a partir de las políticas de promoción industrial en el departamento de Rawson que se consolida como un polo de la industria textil. Esto constituyó un fuerte factor de atracción de la población de la meseta, sin embargo esas actividades comenzaron a decaer a partir de la década de 1990.
Una de las características principales a tener en cuenta sobre el área en donde se quiere implementar el desarrollo minero son las condiciones naturales: vientos permanentes y una aridez que refleja las escasas precipitaciones que no superan los 100 mm anuales a diferencia de los 900 a 1000 en algunas zonas cordilleranas patagónicas. Este dato no es menor ya que los pocos cursos de agua superficiales son temporarios o con muy bajo caudal. A su vez, los acuíferos existentes en las cuencas de Sacana son de recarga lenta, la Universidad Nacional de la Patagonia, en un estudio preliminar llegó a la conclusión que esa cuenca puede abastecer durante 100 años a 300 mil habitantes. Ello quedaría drásticamente reducido si se lleva a cabo la actividad minera ya que por las condiciones ambientales de la zona, llevaría décadas o siglos para que los acuíferos puedan renovarse a los niveles actuales.