El año acaba de arrancar y las principales paritarias recién están empezando a negociarse, pero el esquema salarial para 2018 que se proponía imponer la administración de Mauricio Macri ya voló por los aires. La Casa Rosada pretendía avanzar con un modelo de subas salariales del 15% sin revisiones, pero ahora, de la mano de la alta inflación, oficialmente se impulsan cierres paritarios del 15% pero con revisión.
Eso sí: esa revisión que se busca instrumentar no consistirá en una cláusula gatillo, como la que incluyeron muchos gremios en sus paritarias en 2017, sino que significaría simplemente un compromiso de ambas partes, es decir gremio y patronal, a volver a sentarse a negociar en caso de que la inflación supere el incremento salarial.
La cláusula gatillo que se aplicó el año pasado, en cambio, básicamente establecía que si el índice de precios al consumidor superaba el cierre paritario, el sector patronal debía incrementar la diferencia de manera automática.
Para el Gobierno, este esquema ahora es inviable. El argumento oficial: “Hay que alejarse de la mecánica de indexación” salarial porque “no permite combatir la inflación”, dijeron.
Según el Gobierno, una paritaria con cláusula gatillo alentaría a los empresarios a subir los precios de sus actividades por encima de la paritaria “para cubrirse”. En cambio, con el esquema de revisión eso no sucedería, siempre según funcionarios del gabinete de Mauricio Macri.
En el Ministerio de Trabajo afirman que tres gremios están discutiendo sus paritarias con este sistema en la actualidad: Comercio, UATRE y UOCRA. Este último sindicato, sin embargo, advierte que que aún no se sentó en la mesa y que recién en marzo estará dispuesto a abrir la negociación. “Habrá que ver cómo está la economía en ese momento y ahí veremos si nos plegamos a ese esquema”, avisó ayer uno de los jefes del gremio de la construcción en un contacto con este diario.
Otros tres ministerios, Energía, Transporte y Producción, están conversando sobre este esquema con los sindicatos con los que tienen relación directa, dijeron las fuentes consultadas.
Para el Gobierno, sería un triunfo que Comercio, UOCRA y UATRE -entre los tres representan a casi dos millones de trabajadores- firmen por un 15% con compromiso de revisión si la inflación supera esa cifra. La esperanza oficial es que gremios grandes marquen el camino y después los demás se sumen a este esquema.
“Estamos trabajando en esta línea, pero ya se verá si se puede, o no, cerrar las paritarias en este rumbo”, dijeron fuentes oficiales
La meta es que cada acuerdo detalle en su cláusula cuál sería el instrumento que se aplicará en caso de que las partes vuelvan a sentarse. Podría ser desde un bono que compense la perdida de poder adquisitivo. También una o más subas porcentuales que equiparen el índice de inflación.
Además del 15% como tope con cláusula de revisión, lo otro que quiere el Gobierno es que los acuerdos salariales sigan siendo anuales. Como hasta ahora también, podrán ser en uno o más tramos.
Según funcionarios, si el incremento se otorga en una sola cuota -como le ofrece en estos días el sector financiero al gremio bancario- un acuerdo salarial inferior al 15% sería “un buen arreglo porque de entrada el trabajador le gana varios meses a la inflación”.
Pero en la Casa Rosada admiten que pocas actividades estarían en condiciones de dar todo el aumento de un saque.
En principio asoma complicado que los sindicatos acepten sin chistar este esquema, más cuando la inflación esperada para todo este año es del 19,4%, es decir casi 5 puntos por encima de la meta oficial.
El esquema de 15% más revisión podría ser más arriesgado para los gremios débiles que los fuertes. Un gremio como Camioneros está en mejores condiciones de forzar a sentarse a los empresarios de la actividad a rediscutir la suba salarial que, pongámosle, los fosforeros de Villa Paranacito.
Otro factor es que no todas las actividades llegarían al umbral del 15% en sus ofertas salariales. Uno sería el sector público nacional, que en medio del ajuste en el Estado que impulsa el Gobierno tendría una suba inferior a ese porcentaje.
En París, hace unos días. Macri dio una pista concreta. “La gente no puede pagar más impuestos y, además, nosotros nos comprometimos a bajarlos. Cada ciudad, provincia y Nación tendrán que pagar los salarios que le permitan los impuestos que recaudan. No hay otra manera. Hay que ser austeros”, dijo.
El horizonte asoma oscuro para los trabajadores estatales de las provincias, sobre todo los de las jurisdicciones con las cuentas más complicadas. Las provincias, además, por el Pacto Fiscal que firmaron el año pasado con el Gobierno Nacional se comprometieron a bajar el gasto público.
“El gran quilombo va a estar en las provincias, sobre todo en las patagónicas”, observan en el Gobierno.