Desde el gobierno nacional empiezan a acordar los protocolos para volver a comunicar el país. Y, si bien por ahora nada tendrá que ver con la comunicación que había en marzo, el Gobierno trabaja por estos días para empezar a programar servicios regulares por tierra y por aire entre las principales ciudades del país.

"La fecha está por definirse, pero trabajamos para que en octubre se empiecen a programar servicios regulares para volver a unir el país", contaron ayer en el Ministerio de Transporte. Los dos ejes de decisiones pasan por los ómnibus de larga distancia y los aviones. Todo, claramente, a resultas de lo que indique y recomiende el Ministerio de Salud y lo que opinen los gobernadores.

Lo primero que aclaran es que el regreso de los vuelos y el transporte de pasajeros será para algunos viajeros. Al inicio no se podrá utilizar para el turismo, sino que será para atenciones médicas, urgencias, visitas a familiares y algunas cuestiones laborales. "Es como a las actividades esenciales que hoy se pueden mover se les autoriza a poder viajar. A eso hay que adicionar urgencias o visitas a algún familiar que necesita asistencias o temas médicos", especifican.

Pero más allá de los movimientos del Gobierno, tanto los transportistas como en las líneas aéreas son cautos. "Si hasta el 20 de septiembre se mantiene el aislamiento no parece factible que se empiece a volar 10 días después", dijeron en una aerolínea.

El dueño de una de las empresas de colectivos más grandes de la Argentina agregó: "La idea es esa, empezar con algún movimiento en octubre. Pero la verdad es que si se mira la curva de casos todo podría ser mucho más largo".

Para los primeros tiempos no hay que esperar vuelos o servicios diarios como sucedía en marzo. Por ahora se trabaja en algunos servicios semanales pero regulares. Apenas un par por semana pero regulares, de manera que tanto los pasajeros como las empresas empiecen a tener certidumbre.

Para los ómnibus de larga distancia, la idea es que se empiece a circular entre las ciudades más importantes. El plan de regreso tiene varios puntos. El primero tiene que ver con la distancia dentro del coche. "La idea es que se ocupe el 60% de los asientos disponibles. De esa manera, se genera un espacio de asiento por medio. Eso es necesario por el tiempo de viaje, que es mucho más largo que un avión", dijo un funcionario que trabaja en el protocolo.

Además de las medidas preventivas, como las declaraciones juradas de salud y la toma de temperatura, en el Ministerio de Transporte trabajan en un sistema de trazabilidad de cada pasajero. El sistema que diseñan es que cada viajero tenga asignado un asiento y que se pueda establecer, no solo el destino de cada uno, sino el lugar que ocupaba en el ómnibus para localizarlo en caso de un positivo entre el pasaje.

Finalmente, el protocolo que se prepara tiene un condimento más. Para los primeros tiempos de reinicio se eliminarán destinos. Es decir, elegir las capitales y alguna que otra ciudad más y cancelar los servicios a otras para generar menos dispersión.

En el Gobierno nadie quiere dar fechas. Saben perfectamente que las decisiones de apertura no pueden ser sólo una decisión central, sino que hay que rubricar con todas las provincias.

El lento regreso de los vuelos

En el mundo de los aviones hay dos áreas de trabajo: los servicios internacionales y los que van al interior del país.

En el cabotaje hay que mirar con cuidado lo que hace Aerolíneas Argentinas . La línea aérea de bandera está en un proceso de reestructuración de algunas áreas y cuestiones laborales . En la empresa consideran que sin vuelos es más fácil generar algunos cambios, dado que la amenaza de un paro es un abstracto. Con los aviones en el aire, la negociación se puede tensar.

Pero, más allá de eso, la última palabra la tendrán los gobernadores. Desde el Ministerio de Transporte no se piensa en la necesidad de un hisopado antes de abordar un avión, ya que sería costoso y disfuncional para destinos cortos. Sí se avanza en la cuestión de la trazabilidad de cada pasajero. En el Gobierno dicen que algunos vuelos, como a Resistencia, no se han interrumpido y que no hubo contagios específicamente por los vuelos. Más allá de que la última palabra la tendrán los gobernadores, el proyecto es empezar a abandonar las aduanas interiores de hecho que se han establecido en todo el país.

Para los que van o vienen del exterior se avanza en un protocolo con los aeropuertos y las aerolíneas. Además de la distancia social en las estaciones y la toma de temperatura, dos requisitos que ya vinieron para quedarse, toma cuerpo la idea de que para subirse a un avión por varias horas no será suficiente un tapabocas, sino que habrá que tener un barbijo profesional. "Estamos en conversaciones con las aerolíneas para que ese barbijo, que tiene ciertas especificaciones, sea provisto por la línea aérea", contó el Ministerio de Transporte.

Siempre en destinos internacionales, la idea del Gobierno es no mucho más que convertir los vuelos especiales que ahora se autorizan en frecuencias regulares para que las aerolíneas y los pasajeros tengan algo más de certezas. Por ahora, dicen las autoridades, se autorizarán para argentinos. Sin embargo, las medidas podrían no tener demasiado impacto, ya que muchos de los destinos tienen condicionamiento en el país de llegada.

Pero la cosa podría cambiar para los argentinos que regresen. Para ellos, por ahora, no se analiza volver a implantar las cuarentenas en hoteles como se hizo hasta hace poco tiempo -al menos para los domiciliados en la Ciudad de Buenos Aires-, sino que será en el domicilio -como se hacía en la provincia-. El virus está en todos lados, se resignan quienes diseñan los protocolos.

Justamente esta certeza de la dispersión del virus es la que impregna todas las decisiones. Sucede que ya no se trata de evitar la propagación, sino la baja del riesgo. Algo así como convivir con el virus y no cerrar todas las puertas como fueron los inicios de la cuarentena.

(Fuente: La Nación)