El FC Bayern Múnich arrancó la temporada 2020/21 como finalizó la anterior: festejando. El conjunto alemán se impuso por 2 a 1 en Budapest ante el Sevilla y se coronó campeón de la Supercopa de Europa. En el Puskas Arena de Budapest, hubo cerca de 20 mil espectadores, por primera vez en un certalmen continental tras la pandemia del coronavirus.
El encuentro arrancó con el conjunto germano presionando bien arriba y forzando errores en salida del cuadro español que falló en sus primeros intentos y otorgó ocasiones que por errores de precisión no acabaron en goles. Pero el cuadro de Julen Lopetegui no se quedó atrás y demostró que también iban a apretar arriba. Fue así que incomodó a la defensa alemana y se acercó al arco de Manuel Neuer, aunque sin demasiada claridad.
Antes de los 15 minutos, el Sevilla abrió el marcador. Un centro de Suso para De Jong, que este bajó para la llegada de Rakitic, obligó a Alaba a empujar al croata para que no llegue al balón y el árbitro no dudó al pitar penal. El argentino Lucas Ocampos se hizo cargo de la ejecución y con un remate cruzado estableció el 1 a 0.
Tras el tanto, el Sevilla se retrasó y el Bayern empezó a ejercer su juego. Fue así que acorraló al cuadro español y generó varias ocasiones. Muller, tuvo una clara en el área chica tras un centro atrás de Lewandowski, pero su remate se fue ancho. También Pavard llegó libre por el sector derecho del área, aunque su disparo se fue alto. Incluso el propio Robert se perdió un mano a mano perfecto al querer definir por encima de Bono, pero el arquero adivinó su intención.
Finalmente, de tanto insistir, el campeón de la Champions tuvo su premio a los 33 minutos. Muller levantó de tres dedos para el centrodelantero polaco, quien de espaldas al arco aguantó la marca y bajó la pelota para que León Goretzka de frente, remate a quemarropa para igualar las acciones.
En el complemento, el Sevilla salió con la misma actitud que había iniciado el encuentro, con presión alta y decisión de jugar en campo contrario. Sin embargo, fue el Bayern Múnich el que tuvo la más clara tras una pelota pinchada de Sané para Lewandowski. El polaco se asoció con Müller en el área chica para terminar definiendo abajo del arco, pero el VAR anuló la acción por fuera de juego.
A los 12 minutos, Bono se visitó de héroe al tapar un disparo bajo y a colocar de Gnabry desde la izquierda del ataque, que tenía destino de gol. Luego, fue el árbitro el que le ahogó el grito al conjunto alemán cuando Sané había capturado un rebote en el área. Anthony Taylor cobró una supuesta infracción de Lewandowski instantes antes.
La más clara para el cuadro español la tuvo En-Nesyri cuando ya se habían jugado más de 85 minutos. El punta que había entrado Luuk de Jong escapó mano a mano, tras una pifia de Alaba en el rebote de un tiro de esquina en ofensiva para el cuadro alemán, pero Neuer se lució y le ganó el duelo con un manotazo que valió un gol para su equipo.
Fue así que la final se estiró al tiempo suplementario.
El Bayern Múnich logró el segundo tanto sobre el final de los primeros 15 del alargue, gracias a una pelota parada. Alaba capturó una pelota suelta en el área y obligó a Bono a dar un rebote largo y al cielo que cayó justo en la cabeza de Javi Martínez, quien había ingresado minutos antes, y festejó el 2 a 1.
El cansancio pesó en ambos equipos que pese a haber intentado seguir atacando se vieron restringidos por sus propios físicos. Así y todo, el cuadro de Hans-Dieter Flick pudo haber ampliado la ventaja en más de una ocasión, pero terminó sufriendo y casi padece el empate en la última acción.
Con el triunfo, el conjunto bávaro vuelve a demostrarle al mundo por qué es el mejor equipo del planeta y este trofeo sirve de advertencia para que el resto de los clubes sepan que en esta temporada buscará repetir el triplete. Por el lado del Sevilla, Lopetegui podrá dormir tranquilo sabiendo que si sus jugadores mantienen este nivel, podrá luchar también por levantar algún trofeo esta campaña.