Luis "El Gordo" Valor, líder de la "superbanda" que en las últimas dos décadas del siglo pasado protagonizó resonantes robos a bancos y camiones blindados, recuperó su libertad desde la cárcel de Urdampilleta, del partido bonaerense de Bolívar, donde estaba preso desde el 2014 y se va a vivir al partido de Pilar.
Según confirmaron fuentes del Servicio Penitenciario Bonaerense a NA, "El Gordo" Valor, de 64 años, dejó la ayer Unidad Nº17 alrededor de las 14 tras cumplir la pena que se encontraba purgando por el delito de "tenencia ilegal de arma de guerra".
Valor había salido de prisión en el 2007, pero dos años más tarde volvió a ser detenido tras una persecución y tiroteo en la localidad bonaerense de Pablo Nogués.
En esa oportunidad había sido detenido junto a otro hombre dentro del Olivos Golf Country, y fue imputado por los delitos de "resistencia a la autoridad, violación de domicilio, daño y portación ilegal de armas".
Al referirse a ese hecho, Valor le dijo a las psicólogas y penitenciarios: "Yo no hice nada, me hicieron una cama. Después la Policía me siguió y me atrapó".
A finales de 2012 fue condenado a una pena de siete años de prisión en un juicio abreviado.
En mayo de 2014, Valor recuperó temporalmente la libertad bajo un régimen especial, pero el 6 de julio del mismo año volvió a caer preso cuando fue sorprendido con varias armas en el baúl de su auto.
Ayer, y tras recuperar su libertad, "El Gordo" Valor, a quien lo esperaba su esposa a la salida del penal, fijó domicilio en una quinta de la calle Frank Couch, del barrio Villa Rosa en el partido de Pilar.
Valor pasó 33 años de su vida preso: robó 23 bancos y 18 blindados. Tiene 64 años.
"Esta vez va en serio: me retiré del choreo y a la cárcel no pienso volver más. Que quede clarito: no voy a robar más. No tengo ganas ni edad. Quiero disfrutar de mi familia. Además hoy es imposible robar un banco o un blindado por la tecnología que hay. Te filman todo el tiempo", dice Valor.
Tiene varios proyectos. Uno de ellos es su autobiografía, de próxima aparición. El otro es ser columnista especial de la revista Nervio, que el músico Andrés Calamaro -que además es el prologuista de su libro- lanzará este año.
"Los días no se me pasaban más. Cuando sabía que me quedaban cien días para salir, no paraba de contar. Quedan 99. Quedan 98. Ahora quedan 97. Se me hizo eterno el tiempo. No podía dormir. Por suerte ese día llegó", dijo ayer.
En su época de apogeo criminal, cuando invertía en grandes negocios y en su casa había escondites con gruesos fajos de billetes de 100 de dólares, el Gordo Valor soñaba con abrir una cadena de bares que llevara su nombre. Registró la marca y por entonces tenía un representante. A Valor lo animaba saber que en varios países los restaurantes llamados Al Capone o Lucky Luciano, los reyes de la mafia en los Estados Unidos de los años 20, se habían convertido en la atracción de comensales y curiosos.
Elisa Carrió supo llamar "Gordo Valor" al fallecido expresidente Kirchner.
El Gordo se imaginaba vestido con traje negro, sentado a una mesa del fondo, con un vaso de Martini en la mano y rodeado de retratos de Al Pacino en la piel de Scarface y de Marlon Brando en El Padrino, sus películas favoritas.
En compañía de su representante, una tarde juntó a sus hijos y les pidió que pensaran proyectos comerciales para ganar plata.
"Ya que los medios, los jueces y la cana dicen que soy pesado, célebre y mítico, habrá que seguirles la corriente para sacar algún beneficio", razonó el delincuente.
La idea que más le gustó era la de construir una cadena de restaurantes Valor. También se ilusionaba con ser dueño de una franquicia de bares decorados con fotos de mafiosos. Quería llamarlos La Cosa Nostra.