La inmortalidad del Libertador General José de San Martín se sustenta no sólo en su Plan Libertador Continental, sino en sus conductas únicas, principalmente en sus renunciamientos

Hoy, 17 de agosto, conmemoramos el 173° aniversario del fallecimiento del General Don José F. de San Martín, libertador de Argentina, Chile y Perú. La inmortalidad del Libertador se sustenta no sólo en su Plan Libertador Continental, sino en sus conductas únicas, principalmente en sus renunciamientos, como cuando deja el Perú, en septiembre de 1822. Aquellos comportamientos lo hacen vivir perpetuamente en nuestros corazones, en sus monumentos, imágenes, museos, etc.

San Martín tiene una conducta que no es propia de los mortales. Se aleja del Perú, ante la imposibilidad de continuar la gesta libertadora conjuntamente con el General Simón Bolívar, a quien en Guayaquil le solicita su ayuda (julio 1822) y hasta le ofrece combatir bajo sus órdenes, haciéndole saber que los realistas contaban con 19.000 efectivos, mientras que el Ejército Patriota, con sólo 8.000 y diezmados por los combates; de donde era decisivo contar con el apoyo del Ejército de Colombia para terminar la guerra en el año 1823. 

Hoy, a las 14.30 horas, Pueblo y Gobierno de San Juan, Ejército Argentino y Asociación Cultural Sanmartiniana, nos reunimos en el Monumento Ecuestre del Parque de Mayo para rendir homenaje a nuestro Padre de la Patria. 

Renunciamiento del Libertador

Le informa al libertador del norte, que frente a esa situación le deja el campo de la gloria a él, que se aleja del Perú, pero queda todo su Ejército y con el debido detalle de los jefes militares, para que se pongan bajo sus órdenes, cuando llegue a esas tierras, lo que no duda que sucederá, una vez que él se retire. En agosto de 1822 le remite una carta donde expresa: "Los resultados de nuestra entrevista no han sido los que me prometía para la pronta terminación de la guerra, desgraciadamente yo estoy convencido que Ud. no ha creído sinceramente mi ofrecimiento de servir bajo sus órdenes, o que en definitiva mi persona le es embarazosa", "En fin General, mi partido está tomado, he convocado al Congreso del Perú, y al día siguiente de su instalación me embarcaré para Chile, convencido que el único obstáculo de su venida al Perú, es mi presencia, yo soy su admirador y servidor, tenga Ud. la gloria de terminar la guerra de la independencia de América del Sur".

 

El retiro de Lima

En el año 1848, le escribe al presidente del Perú, Mariscal Ramón Castilla: en su carta, hace un relato de su carrera militar sirviendo al Ejército Español, desde los 13 a los 34 años, para luego regresar a su Patria, enterado del proceso revolucionario independentista. Le narra que él hubiera tenido la más completa satisfacción de haber puesto fin a la guerra de la independencia, pero en la entrevista de Guayaquil, el General Bolívar le convenció que el solo obstáculo para llegar al Perú con su ejército, era la presencia del General San Martín, aun cuando le ofreció servir bajo sus órdenes. 

"Si algún servicio tiene que agradecerme América, es la de mi retirada de Lima, paso que comprometía mi honor y reputación, pero ello, y el tener que guardar silencio, en ese tiempo, podrá Ud. calcular, que no está al alcance de todos poder apreciar". Finalmente le dice que se encontró en la obligación de embarcarse para Europa, debido a la desconfianza del Gobierno de Buenos Aires que recaía sobre él.

La partida hacia Europa

Así sucedieron los hechos. Una vez que llega al Río de la Plata, partirá a Europa en 1824 en compañía de su pequeña hija Mercedes, quien acaba de perder a su madre. El exilio no es tan voluntario, ya que es resistido por el Gobierno de Buenos Aires.

San Martín, que amaba su país, emprenderá su regreso a fines de 1828, llegando en febrero de 1829, pero se niega a desembarcar, enterándose del enfrentamiento civil de esta nación (el General Juan Lavalle había derrocado y fusilado al legítimo gobernador de Buenos Aires, Coronel Manuel Dorrego), dos hombres que fueron oficiales de sus ejércitos. El Libertador se negaba a ser parte de la guerra civil entre unitarios y federales, que asoló a la Argentina por más de cuarenta años. Nunca más volverá a la Patria, hasta después de treinta años de su muerte en 1880, durante la presidencia del Dr. Nicolás Avellaneda. Vivirá en el exilio veinticinco años; unos pocos meses en Londres, cinco años en Bruselas, y veinte años en Francia, de los cuales catorce años en Grand Bourg (donde lo visitó Sarmiento) y año y medio en Boulogne Sur Mer, donde fallece. 

Hoy, a 173 años del fallecimiento del General José de San Martín, los argentinos más que nunca nos debemos un núcleo de coincidencias, que nos permita encontrarnos en cuestiones básicas y esenciales para poder marchar hacía una Nación en Unión y Libertad, como la soñó nuestro Libertador.

> San Martín y su legado cultural

San Martín, antes del Cruce de los Andes, hizo un inventario de sus libros, entre los cuales se detallan 250 libros de Historia y 63 obras militares, además ejemplares de Agricultura, Derecho, Matemáticas, Filosofía, etc.

En 1816, solicita al director supremo Pueyrredón una imprenta, para Mendoza, que luego la traslada a Chile donde editará la Gaceta de Santiago. Luego de Chacabuco, emprende viaje a Mendoza, en tal ocasión, el Cabildo de Santiago dispone entregarle la suma de $10.000 para gastos de viaje, sin embargo decide que ese dinero se destine a la creación de la Biblioteca Nacional. En 1818, San Martín crea la Biblioteca de Mendoza. En Perú y por Decreto del 28 de agosto de 1821, crea la Biblioteca de Lima, donando su librería privada. El prócer era un gran lector de los filósofos del siglo XVIII, Voltaire, Montesquieu, Rousseau y otros. Los libros que tenía en Francia fueron donados por su yerno Mariano Balcarce a la Biblioteca de Buenos Aires en el año 1856. Para el Padre de la Patria, la educación es la base de los pueblos libres.

 

Por Miguel Ángel Licciardi
Presidente Asociación Cultural Sanmartiniana
Académico de Número del Instituto Nacional Sanmartiniano