Desde la más remota antigüedad, el hombre se ha sentido impresionado y atraído por las montañas.

El 5 de agosto pasado se conmemoró en Argentina y gran parte del mundo el Día del Montañista. Como así también en nuestro país se conmemora el Día de las Tropas de Montaña y venera a su protectora que es la Virgen de las Nieves. Desde la más remota antigüedad, el hombre se ha sentido impresionado y atraído por las montañas. Las concibió en principio como morada de los dioses como en la Grecia Antigua con el Monte Olimpo, el mismo Moisés recibió la tabla con los mandamientos 10 en la cima del Monte Sinaí. Más tarde como reducto de misterios y amenazas.

SAN JUAN ANCESTRAL

En el caso de nuestro querido San Juan, las montañas fueron veneradas mucho antes de la llegada de los españoles, ya que el huarpe decía que en las montañas estaba el Dios Sol llamado Inti y le rendían culto. También tenemos el claro ejemplo que para la civilización Inca las montañas fueron muy importantes para ellos, ya que en distintas montañas de nuestra cordillera se han encontrado diferentes sacrificios de altura. El ejemplo más claro y cercano para los sanjuaninos fue el descubrimiento de la Momia del Cerro del Toro en el año 1964, por una expedición de andinistas del Club Andino Mercedario.

Años más tarde se atrevió a emprender su descubrimiento, a partir de ese momento la historia de la relación entre la montaña y el hombre se precipita, se suceden las conquistas, las hazañas pero también las tragedias que son su precio. Numerosos alpinistas han escrito páginas gloriosas, sus relatos poseen la emoción de la aventura y el valor del testimonio. 

Podría decirse que el montañismo como actividad es bastante reciente, a pesar que la relación del hombre con la montaña data desde la misma existencia de la humanidad. No hay un criterio único acerca de su origen, pero hay bastante consenso en considerar como punto de partida la primera ascensión al Mont Blanc realizada por MG Paccard y Jacques Balmat el 8 de agosto de 1786. A partir de ese momento, el hombre se esforzará en llegar a las cimas del mundo, logrando en 1953 de la mano de Edmund Hillary hacer cumbre en la más alta de todas, el Everest.

EL PAÍS Y SU HISTORIA

En Argentina los inicios del montañismo fueron escritos por andinistas europeos. Las cimas de las montañas de Mendoza y la Patagonia fueron las más buscadas. El 14 de enero de 1897 el suizo Matthias Zürbriggen hace cumbre en el Cerro Aconcagua. En febrero de 1952 una expedición francesa lleva a cabo la primera ascensión al Fitz Roy y en 1959 el italiano Cesare Maestri junto al austríaco Toni Egger encaran el Cerro Torre. Egger perderá la vida en el intento, mientras que Maestri asegurará haber hecho cumbre. Sin embargo, al no tener pruebas que lo demuestren su ascenso será puesto en duda.

El primer argentino en hacer cumbre en el Cerro Aconcagua fue Nicolás Plantamura, perteneciente al Ejército Argentino, el 8 de marzo de 1934. En el caso de San Juan uno de los pioneros del montañismo local fue un austríaco que se llamaba Ricardo Faltis, pero recién en 1934 una expedición polaca llegaría a la cumbre de los cerros Mercedario, Ramada, Alma Negra entre otros y uno de los expedicionarios seria Víctor Ostrowski, que años después escribiría el libro "Más Alto que los Cóndores". 

Todos ellos, y tanto otros, son los que abrieron el camino para que las futuras generaciones intentaran nuevas ascensiones y rutas. Tal como alguna vez dijo Reinhold Messner "Nada habría podido suceder si alguien no lo hubiera imaginado antes".

El montañista ama los retos, la aventura, así como descubrir nuevos paisajes tanto internos como externos, busca una cierta reciprocidad con el paisaje natural; lo observa pero no como algo meramente externo a él sino lo contempla y analiza dentro de sí mismo. 

INTERÉS CIENTÍFICO

No es hasta la llegada de la ilustración y posteriormente el Romanticismo cuando nace el hombre moderno y se aviva su interés por el conocimiento y la indagación científica del medio natural y sus leyes físicas. Como parte natural y evidente de este movimiento, la exploración de las montañas surge con fuerza como una aspiración ancestral que anhelaba encontrar satisfacción en el alma humana y la auto afirmación que supone hallar aquellas cimas sagradas.

Las exploraciones científicas a las montañas para ascender a las cimas más emblemáticas se realizarían a partir de comienzos del siglo XIX. No llegará a su culminación hasta conquistar las cimas más altas en el Himalaya, a mediados del siglo XX. 

En los últimos tiempos presentes muchos montañistas ya no buscan tantas montañas altas con su cima coronada, debido a que la gran explotación turística de las mismas hizo que la mística y el romanticismo se fuera perdiendo de a poco. Pero si buscan montañas de menor altura y no conquistadas.

 

  • Enigma de las cumbres

Han pasado muchos años y el hombre sigue sintiendo esa atracción por las montañas. Para muchos es un enigma el por qué ejerce esa atracción. Para otros, la razón va más allá del idioma, la cultura, las tradiciones, la geografía y el clima, las montañas y sus paisajes están estrechamente conectadas a la emoción y el sentimiento del hombre; en palabras de Mallory: "En las montañas no se vence un enemigo, a ninguno, excepto a nosotros mismos".

Las montañas han sido inaccesibles para el ser humano durante muchos siglos pero no han sido lejanas o desconocidas, han formado parte de la vida, mitología y nuestra interpretación cosmológica de la realidad. Así el hombre antiguo y las montañas han permanecido en armonía y equilibrio durante muchos años, con una relación jerarquizada pero profunda y llena de respeto.

Por Martín Andrés Carelli
Profesor de historia, docente de la UNSJ, 
miembro de la Junta de Estudios Históricos 
de San Juan, montañista