Ya son seis los pacientes que son atendidos en el Hospital de Día del Neuropsiquiátrico de Zonda. Se trata del nuevo servicio que se inauguró este año para optimizar la atención y tratamiento de personas con diferentes patologías mentales. Tanto los internos como los profesionales que trabajan en este centro de salud participaron de actividades recreativas y deportivas para festejar el aniversario.
Laura Tamarit, directora del Hospital, dijo que el Hospital de Día se puso en marcha para mejorar la atención de los pacientes con patologías que no requieren internación permanente. "Hay personas con psicosis o esquizofrenia que sólo necesitan de un tratamiento ambulatorio, pero recién este año pudimos ofrecerles este tipo de atención. Antes, para ser atendidas, debían permanecer internadas", dijo la especialista.
Tamarit contó que son seis los pacientes, de entre 30 y 50 años, que actualmente siguen un tratamiento ambulatorio, el Hospital de Día, bajo la atención de un equipo médico interdisciplinario. Asisten de lunes a viernes o de lunes a sábados, según la gravedad de su patología. De este factor también depende la cantidad de horas que permanecen en el Hospital. Algunos se retiran después de almuerzo mientras que otros lo hacen después de la merienda que se les da a los internos.
Durante la jornada los pacientes, además de recibir atención médica, también realizan laborterapia, actividad física y juegos recreativos.
El año que viene el Hospital Mental El Zonda pasará a funcionar en el nuevo edificio que se encuentra en construcción y que tendrá 88 camas en internación general y 32 camas en residencias asistidas. El costo de la obra se cubrirá con fondos provinciales.
Durante la celebración del 47mo aniversario del Hospital Mental de Zonda, los pacientes participaron de diferentes actividades pensadas para fomentar los hábitos saludables. A primeras horas de la mañana participaron de una caminata de 2,5 kilómetros por entre los cerros. Lo hicieron acompañados por personal del lugar y por sus familiares que también quisieron formar parte de los festejos.
Tras recuperar el aliento y las energías con un refrigerio a base de frutas, tutucas y pasas, los pacientes volvieron a poner a prueba su resistencia física. Esta vez fue con la práctica de zumba que se convirtió en uno de los momentos más divertidos de la jornada y en un baile hasta con trencito.