Una vela parecida a la de los parapentes pero con parte de su estructura inflable para poder flotar, una tabla que remite a la que se usa para hacer skate pero con quillas que permiten cortar las olas, un arnés que vincula el cuerpo con todo el equipamiento y que además es como el “volante” que permite direccionar el rumbo y darle velocidad, el agua y el viento, sólo esos son los elementos claves para disfrutar de saltar, hacer piruetas o transportarse por el aire. De eso se trata ni más ni menos que el kitesurf, una práctica que recientemente fichó entre los deportes olímpicos, pero que aún conserva su lado recreativo y que desde hace 8 años va ganando terreno en las aguas sanjuaninas.
Esto no es una rareza, San Juan tiene terreno para eso. Ni más ni menos, la provincia cuenta con un lago que asegura viento todo el año, a diferencia de otros lugares donde sólo tienen registros con barómetros en invierno o cuando hay inclemencias climáticas. Aquí el clima es el ideal. Y esto no sólo se da en Cuesta del Viento Rodeo, sino que ya se están evaluando las condiciones de Ullum. Mientras tanto, el embalse que está a 4 kilómetros de la villa cabecera de Iglesia está rankeado como el mejor del país, junto a los ríos del sur, para este deporte extremo que no exige un portento físico ni estar en los mejores años de juventud (los kiters van de los 10 a los 60 años aproximadamente) pero sí requiere ciertas dosis de fuerza, resistencia, adrenalina y coordinación.
Justamente este paraíso será el escenario, a fin de mes, de un torneo que si bien ya está haciendo historia -la convocatoria se realiza de manera sostenida desde el 2011- en esta edición se han propuesto algunas metas firmes: intentar superar los récords mundiales en salto (que alcanza los 28,7 metros de altura y fue realizado en Sudáfrica) y para eso, estrenarán equipamiento de sensores que se colocan en las tablas y que permite hacer mediciones precisas, según adelantó Gonzalo Anes, uno de los organizadores del Kitesurf, junto a Juan José Pizarro y Federico Gambetta, sanjuanino que vive en Hawaii y que vuelve cada año para la convocatoria.
Esta vez se medirán exclusivamente saltos en las distintas categorías -ya hay 200 inscriptos no sólo de San Juan sino de todo el país, de países vecinos y de sitios un tanto alejados-. Además en esta oportunidad vendrán 3 de los mejores rankeados a nivel internacional con un doble propósito: ser jurado y demostrar lo que mejor saben hacer.
“Aquí tenemos un viento ideal para saltos. Por eso queremos demostrar la potencia del viento y dejar sentado que Cuesta del Viento tiene presente y mucho futuro en el kitesurf”, dice más que convencido Gonzalo Anes. Según sus cálculos el viento -sur generalmente- llega a medir entre 30 y 50 nudos, lo que equivale a 60 y hasta 100 kilómetros por hora, ingrediente suficiente para corroborar la sensación de volar cada vez que se dispone a practicar el deporte.
Los primeros navegantes
El kitesurf es un deporte extremo de deslizamiento sobre el agua en el que el viento propulsa una cometa de tracción (kite, en inglés) unida al cuerpo mediante un arnés, para navegar en una tabla sobre las olas (wave riding) o realizar maniobras y saltos en el aire (freestyle).
Hay varias versiones de sus inicios. Algunos cuentan que en el siglo XII, pescadores chinos, indonesios y de la Polinesia se valían de cometas para arrastrar sus pequeñas embarcaciones, otros, que fueron ingleses y franceses los primeros en navegar con ayuda de estas velas. Sin embargo, hay un nombre y una fecha clave: 1977, fue el año en que Gijsbertus Adrianus Panhuise, oriundo de los Países Bajos, patentó un sistema de navegación sobre una tabla de surf traccionada por una especie de paracaídas. El es considerado el primer kitesurfista, al que le siguieron muchos más curiosos y valientes deportistas.
A San Juan, llegó de la mano de Marcos Navarro, que lo había aprendido en España. Un grupo de diez curiosos fueron los primeros alumnos, allá por el 2007. Ellos fueron los que difundieron la disciplina y trabajaron para formar una asociación que los nuclee, los represente y a través de la cual hacer crecer el deporte, en un lugar, más que fértil. El Kitefest, es un ejemplo de ello.
En competencia
Durante 4 días -del 29 de marzo al 1 de abril próximos- se desarrollará en Cuesta del Viento, el Kitefest, una competencia esperada todo el año por los fanáticos de este deporte. Claro que el evento implica pruebas deportivas e inclusive clínicas para quienes quieren seguir aprendiendo y mejorar técnicas pero también tiene su espacio social, una vez que los deportistas salen del agua. Esto incluye muchas fiestas con presencia de Dj y bandas en vivo.
Haciendo foco en lo deportivo exclusivamente, la convocatoria contará con la presencia de
riders invitados de primer nivel (actuales campeones de circuitos mundiales y/o ganadores de campeonatos de saltos extremos). Habrá representantes de Estados Unidos, Holanda, Hawaii, Colombia, Brasil, Chile, Uruguay. Pero sin lugar a dudas, las presencias más notorias serán las de los integrantes del jurado: el hawaiano Jesse Richman (catalogado como el mejor en saltos en altura del mundo que por cuarta vez visita San Juan), Ruben Lenten, un holandés mentor de los saltos en altura que no sólo es referente sino además ejemplo de superación, tras haber retomado el deporte luego de curarse un cáncer (además vendrá a festejar su cumpleaños, que es el 30, porque como es Dj animará el after beach con música electrónica) y Tom Hebert, de Nueva Caledonia (una isla entre Nueva Zelanda y Australia), dos veces bicampeón mundial. Ellos no sólo juzgarán a los competidores sino que serán quienes tendrán en sus manos el reto de batir el récord de saltos.
También llegará el italiano Sergio Cantagalli, director deportivo del Red Bull, representante del King of The Air, la competencia más importante del mundo. La idea con él es que no sólo fiscalice sino concretar la posibilidad de enlazar el evento sanjuanino con el que él organiza, según confirmó Gonzalo Anes.
“Los cuatro días serán de competencia, demostraciones, podios con sus respectivos premios para las categorías Master (para mayores de 35 años), Juniors (para deportistas de 14 a 34 años), Kitefest (los mejores rankeados) y la femenina. Es un evento que nos llena de orgullo porque lleva a San Juan a todos los rincones del planeta”, indicó.
La otra cara del deporte
Domar el viento y volar sobre el agua no es la única meta en el kite. Al menos en San Juan, donde se busca replicar lo que pasa en otros sitios en los que el deporte realmente ha llegado a modificar realidades y a hacer más llevadera la rutina cargada de desprotección y falta de oportunidades. Aquí, las personas involucradas se propusieron desde sus inicios motivar a los iglesianos para demostrarles que algo placentero también puede servir de salida laboral o como espacio para conocer gente de otras latitudes, aprender de sus culturas y por qué no, abrir sus cabezas.
Hasta ahora 10 chicos que no tenían mayores alternativas aprendieron junto a ellos. Pero no se conforman, quieren más beneficiarios. Por eso se han puesto como objetivo el año próximo para hacerlo con bases sólidas.
“Queremos junto a la Secretaría de Deportes y el municipio de Iglesias generar un plan inclusivo del deporte para que más lugareños se involucren y empiecen a navegar”, dice ilusionado Gonzalo.
Su sueño tiene un referente cercano: el Ministerio de Educación de Córdoba, según sabe, incorporó los deportes náuticos como parte de la materia Educación Física en las zonas cercanas a los ríos.
“Otro ejemplo es lo que pasa en Tumbuco, en el norte de Fortaleza, en Brasil, la meca de estos deportes. Es un pueblo de pescadores que ha dado 3 campeones mundiales, uno de ellos tiene 19 años, aprendió kitesurf a los 9 porque un extranjero que rompió su vela, se la regaló y le enseñó. Como él, otros chicos que son ayudantes de albañil, a la salida del trabajo, navegan. Y hacen podio. Queremos transmitir que el deporte es una gran oportunidad”, detalla.
Por eso, desde el 2014, los brasileños de Tumbuco, son invitados-ejemplos al Kitefest. Y los corredores locales, no pagan por participar. Ese es un modo de invitarlos a ser parte.
Su propuesta es totalmente realizable: “los mejores estudiantes de las primarias de Iglesias o los chicos que tienen problemas podrían recibir como premio o como incentivo un entrenamiento en kite. Eso es un aprendizaje para siempre”‘, detalla Anes. Ya tienen algo asegurado: el instructor Marcelo Aguilar, que tiene 12 años de experiencia en el deporte y que ha certificado como entrenador tanto en argentina como en Brasil, ha donado varios cursos que se sortearán en el evento.
Otro objetivo es formar deportistas para que puedan competir en olimpíadas, porque pese al desarrollo local todavía no hay referentes que puedan representar a la provincia en los próximos Juegos de la Juventud que se desarrollarán en Buenos Aires. Aquí el kite se competirá en la modalidad velocidad.
En cifras
150 son los miembros agrupados en la Asociación Sanjuanina de Kitesurf. Pese al nombre, no todos juegan de local. Hay santafesinos, porteños, cordobeses que pagan una cuota societaria para colaborar con el desarrollo de la actividad y, de paso, poder venir a practicarla a San Juan.
2800 dólares puede llegar a costar un equipo completo a estrenar (vela, tabla y arnés) y un 50% menos, un equipo usado.
7000 pesos es el valor de un curso que incluye el uso del equipo, el traje de neoprene, elementos de seguridad (como salvavidas y casco), seguro de vida (exigido por Náutica), comida y hospedaje por los 3 días que dura.
4 paradores hay en el lago del Dique Cuesta del Viento. En todos hay clases todo el año. El organizador del Kitefest son miembros de la Playa Lado Oscuro -está ubicado donde entra el río y el agua es color chocolate- y es el único club (que a su vez está vinculado a la Asociación Sanjuanina de Kitesurf). Tiene servicio de restaurante y cafetería (armados en conteiners), baños y refugios para preservarse del viento fuerte que llega después del mediodía. No hay luz eléctrica pero tienen grupo electrógeno. Desde hace una semana y por una donación, tienen wi fi por medio de paneles solares, conexión que alimenta a todo el perilago.
Con ayuda del Ministerio de Turismo y Cultura más el de Deportes habrá para el evento, tribunas para ver el espectáculo en el agua, una guardería infantil, juegos para todas las edades, premios y sorteos (que son súper esperados). La entrada al Kitefest tendrá un precio de entre 100 y 250 pesos por persona, dependiendo si van uno o más días.
Los socios de este lugar -que pagan sólo 1500 pesos al año-, los mismos que ahora sueñan con tener en el Parador Lado Oscuro, un centro de alto rendimiento con albergue, gimnasio y para deportistas, son los que algún día concretarán un espacio con infraestructura ecológica.
Los otros paradores son Puerto de Palo (sólo se practica windsurf), Playa Lamaral, Fincas del Lago.
Fotos: Federico Levato y organizadores del Kitefest