El fenómeno llegó a los medios de comunicación el 12 de junio. Mientras 11 colegios porteños estaban tomados en la vigilia de la discusión por la legalización del aborto en Diputados, Natalia Mira, vicepresidenta del centro de estudiantes del Carlos Pellegrini, hablaba lenguaje inclusivo en un móvil televisivo. Decía "algunes", decía "poques diputades", también decía "indecises".

 

Desde mediados del año pasado, antes de la explosión mediática, ya se gestaba el lenguaje no binario en las escuelas, entre adolescentes de la Ciudad y el Gran Buenos Aires. En los últimos días, el género neutro, la "e" en vez de la "o", empezó a verse en los buzos de egresados de séptimo grado y quinto año. "Egresades 2018″.

 

Natalia Mira no solo habla con la "e" ante las cámaras de televisión. También lo hace en su vida diaria. "Es muy generacional la discusión. Compañeres míes que están en quinto año no utilizan la ‘e’, les parece un poco extraño todavía. Pero muches compañeres de primer año ya lo hacen, les parece natural. No hizo falta que nosotres le explicáramos por qué hablamos así. Ya lo tenían incorporado",contó.

 

Para la estudiante, es "una decisión política". "Cuando te das cuenta de que el lenguaje que se utiliza hegemónicamente tiene el pronombre masculino, que son quienes tienen más derechos en la sociedad, te lo replanteás. El fenómeno no es algo exclusivo de Buenos Aires. Hay compañeres de las provincias que hablan naturalmente con la ‘e’. Es algo que vino para quedarse. Cuando las discusiones se instalan ya es muy difícil volver atrás", agregó.

 

 

A la hora de pensar los buzos de egresados, las opiniones se dividen. Están quienes proponen, cada vez con más fuerza, el género neutro. Del otro lado, las respuestas suelen ser rechazos contundentes. Con los padres pasa algo parecido: en general lo aceptan, según cuentan, pero son reacios a cambiar su forma de expresarse.

 

La viralización generó una ola de cargadas e incluso indignación en las redes sociales. Ante las consultas, la Real Academia Española (RAE) se expidió a través de las redes sociales:"El uso de la letra ‘e’ como supuesta marca de género es ajeno al sistema morfológico del español, además de ser innecesario, pues el masculino gramatical funciona como término inclusivo en referencia a colectivos mixtos, o en contextos genéricos o inespecíficos", sostuvo.

 

Silvia Ramírez Gelbes dijo : "La lengua es una entidad viva, que cambia y adopta nuevos matices siempre en relación con lo que pasa en la sociedad. Si no fuera así, estaríamos hablando en latín". A su vez, agregó: "Con la aparición de nuevos derechos reconocidos socialmente también aparecen demandas para que esos derechos se vean cristalizados en el lenguaje", agregó.

 

 

Antes nadie cuestionaba el género masculino para referirse tanto a varones como a mujeres. "Resultaba, por obvia, oculta a los hablantes. Ahora surgió una ambigüedad donde antes no la había", consideró Ramírez Gelbes.

 

Primero, hace unos 15 o 20 años, surgió el "@" para romper con la distinción genérica. Se escribió "alumn@s", "chic@s" o "maestr@s". Luego, ya cerca de 2010, se dio paso a la "x". Entonces se vieron palabras escritas como "todxs", "compañerxs" y "afiliadxs". Sin embargo, las dos formas -que aún se observan- chocan contra la barrera de la verbalización. La ventaja que ofrece la "e", resaltan, es que se puede poner en práctica en el lenguaje oral.

 

El inconveniente se plantea cuando la versión genérica incluye la "e" como "profesores" que, en su versión femenina, es "profesoras". En esos casos emergen dos excepciones posibles: quienes prefieren cambiar por la "i" y decirles "profesoris" y quienes cambian la "o" anterior y optan por "profeseres".

 

El fenómeno no es exclusivo de Argentina. En otros países también hacen esfuerzos por construir un género no binario. En Suecia, por ejemplo, en los preescolares, los maestros no se refieren a los niños por sus géneros e incluso, desde 2012, buscan introducir el pronombre neutral "hen". En Francia también hay una corriente que, en su traducción, equivaldría a "queridoaes" o "estimadoaes". En los últimos días, incluso, la expresidenta chilena Michelle Bachelet utilizó "chiquilles" en un tweet.

 

"Es imposible saber si llegó para quedarse. Lo que sí se puede predecir es que habrá un periodo en que las dos formas convivan, de varias décadas", sostuvo la lingüista, que remarcó: "Los puristas del lenguaje, aquellos que se indignan ante los cambios, desconocen el funcionamiento de la lengua".

 

FUENTE: INFOBAE